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P.- Los niños del colegio tienen que desplazarse a diario a otro centro para poder dar clase, ¿nos puede contar cómo es su rutina?

R.- La mayoría son niños de tres años. A las nueve menos 20 tienen que estar subidos casi 100 niños en un autobús para trasladarse hasta un centro que está a unos tres kilómetros, da igual que haga frío, calor… la normativa indica que tiene que ir solamente un monitor por cada 50 niños, pero en nuestro caso van dos monitores (al inicio iba solo uno). El caos es total. Al bajar del bus pasan por la zona contraria al colegio Gabriel García Márquez y eso implica un peligro, pues hay que colocar en fila a unos 100 niños y que vayan cruzando. Se consiguió cortar el tráfico, pero al principio muchos padres se ponían en el paso de cebra para evitar el paso de los coches y que los niños pudieran cruzar. Todo esto añade un plus de dificultad a su proceso de adaptación.

P.- El 17 de noviembre todos los padres realizaron un encierro dentro del colegio para pedir la finalización de las obras del Miguel de Cervantes, ¿cómo fueron esas 24 horas?

R.- Hicimos una jornada reivindicativa un poco más creativa, de una manera festiva, haciendo actividades para niños y adultos. El planteamiento fue hacer una asamblea central en la que hemos hablado con toda la comunidad educativa para buscar apoyos. Su objetivo era informar sobre la situación a la comunidad. Hubo un gran respaldo de la comunidad educativa. Hemos intentado denunciar esto por todas las vías posibles. En este caso el respaldo del Gobierno y del resto de grupos nos está ayudando. También es cierto que hemos tenido que ir a buscarles, pero nadie nos está dejando de lado salvo la consejería de educación y el gobierno de Comunidad de Madrid que se olvida de la escuela pública. Es un problema en toda la comunidad, es un ataque a la educación pública.

P.- ¿Esperaban hacer tanto ruido con dicha reivindicación?

R.- Esto no ha sido casual, llevamos tiempo contactando con un montón de gente y al final todo funciona mediante el contacto personal. A nivel de medios, hicimos un envío a más de 200 direcciones de mail y pudimos tener entrevistas con algunos medios de comunicación. Ha tenido una repercusión grande, pero en parte es porque se ha hecho un esfuerzo.

P.- Próximamente se organizará un proceso participativo con motivo del segundo centro educativo que demandáis en el barrio de Los Molinos, ¿os parece una buena solución?

R.- Esto viene de varias reuniones con el concejal de educación y miembros del gobierno de Getafe. Las competencias de construcción las tiene la Comunidad de Madrid, pero la cesión de terrenos compete a los ayuntamientos de los municipios. Por tanto, todo lo que se pueda facilitar a la Comunidad se debe hacer y el ayuntamiento desde el principio lo ha acogido. Dentro de las competencias que cada uno tenga, hay que intentar que no haya ninguna traba para construir. Este barrio está destinado a gente joven y lo habitual es que se creen familias. Nuestro centro está en línea 4 ahora mismo, pero vamos a una media de 200 niños por año, necesitamos más colegios.

Aspecto exterior de la parte construida del colegio

P.- ¿Estáis satisfechos con los últimos avances que se han ido produciendo en los últimos días?

R.- Tenemos pendiente una reunión con la dirección de infraestructuras para indicarles nuestra situación. Nos encerramos porque la partida presupuestaria era de millón y medio y nos parecía poco, pero gracias a varios medios de comunicación nos hemos enterado de que las partidas eran de cuatro millones. El Ayuntamiento nos ha enviado un documento confirmando dicha cifra, de este modo la reunión que teníamos prevista con ellos se ha anulado hasta después del próximo Pleno. Estamos indignados porque la única información que proviene de este comunicado y, por tanto, no se ha informado directamente a las familias. Es una falta de respeto que nos tengamos que enterar de las cosas mediante los medios de comunicación y no de otra manera.