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Manuel Rodríguez: “menos PlayStation, menos iPhone y más música”
La marca MR Guitarras continúa con la construcción artesanal y busca su espacio en la creación de ukeleles en Fiji

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Manuel Rodríguez: “menos PlayStation, menos iPhone y más música”

Las Rozas |

El trabajo artesano, sea cual sea el producto, conlleva un tiempo en el cual se crea un vínculo con el material y el objeto en sí. Las guitarras Manuel Rodríguez son de esos instrumentos que, cuando los tocas, sientes una energía especial encerrados en ellos. Esta empresa familiar dio sus primeros pasos en 1905. Todo comenzó con el bisabuelo de Manuel Rodríguez, el cual dirige actualmente esta empresa. En San Fernando de Cádiz, su bisabuelo tocaba en un grupo de flamenco que, incluso, visitaría al entonces zar de Rusia, “porque al zar le gustaba mucho el flamenco” nos explica.

Y la construcción de guitarras, ¿de dónde viene? Pues en un giro algo peculiar del destino, un buque de la Primera Guerra Mundial se hundió en la bahía de Cádiz, cuya madera fue la materia prima para las primeras guitarras que fabricaría esta familia. Desde Cádiz viajaría a Madrid para formarse en esta artesanía y, en el año 1955, emigraría a Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los pioneros en llevar la guitarra española a dicho país. Una historia de crecimiento lento, como los árboles, que ha desembocado a que sus guitarras sirvan de regalo institución por parte de España.

El secreto está en la madera

Manuel Rodríguez confiesa que, en cuanto a las guitarras, “una cosa es fabricarla y otra cosa es tocarla”, admitiendo que no se ha centrado en formarse musicalmente, aunque sí se defiende con piezas de Joaquín Rodrigo. Lo que él sabe es “encontrar la madera para el sonido de esas guitarras”. En esta empresa, los luthiers utilizan madera del ecuador ya que, como nos explica Rodríguez, “las maderas tropicales son las mejores del mundo para hacer un instrumento musical”. Las maderas de crecimiento lento son la clave de su éxito, con ellas consiguen realizar piezas exquisitas. Además, nos advierte que “en la tapa armónica, por ejemplo, cuanto más fino es el veteado, más fino es el sonido”, algo que tendremos en cuenta la próxima vez que veamos una guitarra o vayamos a comprarla.

Pero no sólo influye el lugar del que procede o el grosor de la madera, al sonido también le influye todo lo que rodea a la misma. “La densidad o la altura de donde crece influye en el proceso. Si está a más altitud crece más lento, si está más abajo o al lado de un río crece más rápido. Eso influye en el sonido, en el secado, en tu estado de ánimo cuando haces la guitarra, incluso en el clima que fabricas la guitarra”, destaca Rodríguez, ya que la madera está viva. A partir de las distintas maderas realizan distintos modelos de guitarras. Cada madera exige un distinto tiempo y forma de trabajo, en función a estos factores se crean los distintos modelos. “Lo más importante para una guitarra clásica es la tapa, que se llama ‘ciza’, para el sonido. Luego hay una variante de entre 40 o 50 modelos”, puntualiza.

Lo más importante para una guitarra clásica es la tapa, que se llama ‘ciza’, para el sonido. Luego hay una variante de entre 40 o 50 modelos

Compromiso con el ecosistema

Manuel Rodríguez ama su trabajo y la música con instrumentos únicos, producidos de manera artesanal y destaca que con las redes sociales se ha perdido esa manera de aprender y disfrutar de la música. “Hoy tenemos que incentivar más bandas de música, menos PlayStation, menos iPhone y más música”. Y este compromiso va más allá de la producción de guitarras, porque para adaptarse a los nuevos tiempos también se han puesto en la piel de generaciones más jóvenes. Por ello ha iniciado un proyecto de ukeleles, un instrumento más fácil de aprender y más barato que puede llegar a más público. Un proyecto que surge también por el amor a una zona concreta del planeta: las islas Fiji.

“Surgió la oportunidad con el Gobierno de Fiji, por primera vez en la vida de este país, que vaya un americano-español, 24 horas en avión, hasta aquel extremo del planeta a buscar un proyecto sostenible porque la música de Fiji y toda la zona de la Polinesia es el ukelele. Pero no hay ni un solo fabricante, todo lo traen de China”, nos relata. Es ahí cuando ha llegado la marca MR (Manuel Rodríguez Guitarras) para utilizar las maderas que posee el país para iniciar la tradición de, además de tocarlos, también construirlos. Los árboles caídos dan forma a este instrumento, y con el plástico del mar crean el aro y la concha de colores. Un proyecto diferente que se compromete con el ecosistema del lugar. Y para este 2020, Manuel Rodríguez espera que un proyecto para replantar zonas deforestadas utilizando drones siga adelante, convenciendo a gobiernos de distintos países a que “inviertan en música e inviertan en repoblar sus bosques”. Un sistema que ya han utilizado en el alto Tajo y que, espera, se extienda en otros lugares.