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Carmela está muerta. Si estáis pensando en la película, despejad la mente, porque la Carmela que trae Fernando Soto, el director de la puesta en escena que llega a Leganés, no es esa. Carmela ya se ha marchado, y el ‘¡Ay, Carmela!’ que interpreta Cristina Medina habla más de la supervivencia a una pérdida que la de la propia guerra. Aunque también. Difícil de sintetizar una trama tan grosa, un canto a la dignidad del ser humano.
Tres décadas después la obra vuelve a subirse a escena para dar voz a todos aquellos que se niegan a ser olvidados
‘¡Ay, Carmela!’ es la historia contada desde los ojos de Paulino, interpretado por Santiago Molero, un muerto en vida que necesita aferrarse a la idea de que la aparición de Carmela, su mujer fallecida, es real, y el espectáculo que montaron juntos debe continuar, sea como sea. Treinta años hace desde el estreno de ‘¡Ay, Carmela!’, y tres décadas después la obra vuelve a subirse a escena para dar voz a todos aquellos que se niegan a ser olvidados. Más allá de la historia de dos cómicos pobres y cansados que, en plena Guerra Civil, se ven atrapados en la zona franquista y obligados a ofrecer un espectáculo de varietés a las tropas nacionales y a milicianos de las Brigadas Internacionales, ‘¡Ay, Carmela!’ profundiza en un nuevo prisma. “Nosotros no contamos nada que no diga el texto”, ha dicho la propia Medina, también coproductora de la obra, pero es innegable que su Carmela es una vuelta de tuerca al clásico de José Sanchís Sinisterra.
Esta Carmela es política y reivindicación, quizá, pero, sobre todo y más que nunca, la manera de entender que cada uno, en esta vida, sobrevive como puede, aferrándose a lo que puede. La cita, el próximo 9 de marzo, en el Teatro Rigoberta Menchú de Leganés. Ineludible.