Champagne. Diego Rico. Siovas. Bustinza. Tito. Gabriel Pires. Rubén Pérez. El Zhar. Javi Eraso. Amrabat. Beauvue. Once nombres. Once personas que, sin saberlo, se juntaron hace unos meses para hacer historia. ¿Quién de todos ellos se iba a imaginar lo que iban a vivir el 7 de febrero en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán?
Escuchar decir a tu entrenador, el principal culpable de que estés ahí, que “el objetivo es ganar la Copa del Rey”, no hace más que motivarte. Saltar a ese verde, leer el lema “Llévame a otra final” y escuchar a los más de 40.000 sevillistas cantando el himno del Arrebato que todos conocemos, no hace más que obligarte a luchar hasta el último minuto.
Y lo haces. A pesar de que el Sevilla se adelante en el marcador con un tanto de Correa en el minuto 14. El jugadón de Muriel, en el que Siovas quita la pierna confiando en el trabajo de sus compañeros, termina en el pie izquierdo del argentino, que, con sutileza, pone el 1 a 0. Y, ¿qué?
El Sevilla celebrando un gol
Un duro camino
Eres el C.D. Leganés. Has llegado aquí tras penar durante años en Segunda B. Allí donde te cogió hace cuatro años Don Asier Garitano. Por eso sigues peleando. Gabriel, tu capitán, que lo ha vivido todo, lo intenta desde lejos.
Beauvue se contagia y, con un salto prodigioso, lleva el miedo a las gradas rojiblancas. Su cabezazo se marcha alto, pero es un buen inicio para coger confianza. Y se nota. El Sevilla pierde el control del balón y tú te haces grande.
Estamos dolidos porque queríamos más, pero estamos orgullosos y contentos al haberlo dado todo e intentando hasta el final
Defender con todo
El conjunto sevillista, evidentemente, tiene sus opciones. La primera tras otra jugada enorme de Muriel. El colombiano parece aquel Ronaldo del Barça. Él solo arrasa con la defensa pepinera y cede para que Correa marque su segundo. Pero tu orgullo hace que saques el balón debajo de los palos.
Al igual que hace Tito, en nombre de toda Leganés, cuando Escudero quiere cerrar el partido con un testarazo justo antes del descanso. El lateral la saca, en la misma línea. Seguimos en el partido. Solo falta un gol y quedan 45 minutos.
La idea, obviamente, debe ser la misma. Presionar, no perder, jamás, la esencia que nos ha convertido en la revelación de la Primera división. El reto no es sencillo: empatar a un equipo Champions y dejarle sin opciones del título más cercano que pueden tener.
Bustinza con el esférico
El sueño acabó
Ahí estábamos. Defendiendo de la mejor forma posible, evitando las embestidas de un equipo local que tiene en Muriel a su principal estandarte. Los minutos pasan y no pasa nada. La igualdad llega al terreno de juego. Tanto, que las ocasiones se diluyen.
Solo Rubén Pérez, desde muy lejos, consigue inquietar a un Sergio Rico con poca confianza por su error de la ida. Y, como suele ocurrir cuando vas perdiendo, los minutos vuelan. Vuelan tanto, de repente, te ves en el minuto 88 y el ‘Mudo’ Vázquez hace el segundo con un sensacional gol.
Todo ha terminado, pero tú has hecho sentir a toda una ciudad orgullosa. Gracias por lo del Bernabéu. Gracias por hacernos soñar. Gracias por esto. Somos Campeones de nuestra Copa.