Al Leganés se le presentaba la oportunidad de dar otro paso adelante en esa curva ascendente que manifiesta en las últimas semanas. En las anteriores no había dado grandes síntomas de problemas serios, más allá de no ser capaz de sumar victorias. La visita del Lugo sonaba a incógnita porque los de Garitano se plantaron en el partido con la necesidad de dejar mucho más de positivo que de negativo. Fue poco a poco dándole forma a su trazo.
Lo que pretendía el equipo contrincante era ir construyendo el dominio desde el que debería llegar, como consecuencia de ello, la victoria. Cuando el partido llegó a su mitad en la primera parte apareció la mejor versión pepinera. Con un disparo desde fuera del área de Bárcenas, despejado con lucimiento por Vieites. Después llegó una polémica en el área lucense. Así el campo parecía declinarse algunos ángulos del fondo sur al fondo norte. Los gallegos respiraban los problemas. Los madrileños habían metido al Lugo en 35 metros.
Aún así, a sabiendas de que si regalas todo el campo estás condenado antes o después, los de Lugo no permitían a los pepineros vivir con tranquilidad. Y eso que tanto Gaku como Rubén Pardo conseguían manejarse entre medias del Lugo, que no llegó antes del descanso.
Después de un igualado partido, el empate llegaba nueve minutos antes de finalizar
La lesión de Bustinza provocó el primer cambio del partido. Mientras los algo más de 6.000 espectadores se estaban acomodando, el portero del Lugo paraba un gol. Al minuto del segundo tiempo, el Lugo ya se había puesto por delante. Faltaban 40 minutos para confirmar el empate. El despertar del Lugo era algo esperado para los pepineros. La igualada a los nueve minutos, no tanto. Llegó con celeridad el empate en una jugada en la que se producía un desajuste defensivo en el lado izquierdo de la defensa blanquiazul. Un centro de Hugo Rama y un remate raso y cruzado de Carrillo que dejaron el partido igualado.
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