El sabotaje del PSOE con su líder a la cabeza, el señor Pedro Sánchez, ha llegado a ese punto en el que se siente cómodo en el sillón, y parece olvidar que llegó a él gracias a los Movimientos de Unidas Podemos y su líder, Pablo Iglesias, en esa ya histórica moción de censura.
El presidente interino es consciente que un gobierno con Unidas Podemos a lado implica llevar acabó medidas sociales de calado. Y eso necesariamente implicaría dar una lección de gestión por parte de una Izquierda decidida. Lo que llevaría a que los lobbies de este país, los que hace mucho dejaron de estar en las sombras y a las que no tienen intención de volver, se rebelen y recuerden al PSOE que son ellos el engranaje que hace que este país marche.
Así pues tenemos a un candidato presionado por fuerzas externas y por personalidades importantes de su partido, que ha elegido el camino más corto, el ataque y ha movilizado el brazo mediático del que va de la mano para calar la idea de que Unidas Podemos con su líder a la cabeza son el cancer de la izquierda y están haciendo del relato victimario su guía.
Buscan el desgaste y si hay nuevas elecciones, mucho mejor ya que así castigaría a quienes, en palabras suyas, son socios preferentes. Esa disyuntiva es tan absurda como los argumentos que se utilizan.
Un gobierno de coalición en el que podría incluir a Irene Montero, Echenique, o Mayoral sería un tiro en el pie para un PSOE que tiene a día de hoy impregnado ese olor a derecha. Ese es el argumento del que no habla su vicesecretaria general, Adriana Lastra, cuando arremete tergiversando y desvelando parte de las negociaciones. Pero tampoco hay que engañarse… el PSOE está a lo suyo, a su estrategia y solo son responsables de su propia incoherencia.
El único culpable se llama Pedro Sánchez que no quiso negociar durante todo este tiempo con Unidas Podemos, y me temo que no querrá hacerlo en ningún momento.