El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las ciudades de Madrid, Barcelona y Valencia amanecieron invadidas por carteles publicitarios de una campaña de sensibilización, iniciada por defensores del trabajo sexual, para poner de manifiesto la falta de derechos de las mujeres que deciden ser trabajadoras sexuales.
Trabajadoras sexuales como Madame Rius, Rocío y Anula, junto con el periodista Alfredo Urdaci, el content creator John Punter y la web Escort Advisor, buscador de escort con opiniones, decidieron dar voz a esta contradicción llevándola físicamente a tres de las principales ciudades españolas.
Carteles con el mensaje Soy Trabajadora Sexual. ¿Dónde están mis flores? y un código QR que lleva a la página con el texto completo del manifiesto, aparecieron en las zonas céntricas de las tres ciudades porque en este periodo de celebración surge una clara contradicción: mientras se enfatizan los derechos de las mujeres, las trabajadoras sexuales quedan excluidas de estas reivindicaciones y del diálogo social.
Las trabajadoras del sexo, aquellas que han decidido ejercer esta profesión , son uno de los grupos más marginados y discriminados en la sociedad. A menudo son objeto de estigma social, violencia y discriminación legal. Por tanto, cabe preguntarse por qué tanta hipocresía en torno a este fenómeno y si los tan proclamados derechos y solidaridad incluyen también a las trabajadoras del sexo, que son mujeres al fin y al cabo.
Algunos movimientos feministas consideran la prostitución como una forma extrema de violencia contra las mujeres y abogan por la abolición de esta práctica en lugar de su regulación, que tal vez pondría orden y garantizaría un trato igualitario entre oferta y demanda, donde la profesionalidad sería el único rasgo distintivo, como en todas las profesiones.
Pero estas no son las voces que pueden representar a toda España. De hecho, quienes han decidido sensibilizarse sobre esta cuestión están estrechamente vinculados al sector y lo viven a diario, aunque de diferentes maneras.
El testimonio de Madame Rius, trabajadora del sexo desde hace más de 60 años, es un ejemplo de una lucha que dura desde hace años:
Nada ha cambiado con los años, tengo 85 años y llevo 65 haciendo este trabajo, conozco este mundo mejor que nadie. Lamento que este mundo se vea siempre como algo oscuro, malvado y horrible. Pero para hacer nuestro trabajo hay que ser una mujer fuerte, especial, decidida y disciplinada. No entiendo lo que está pasando en nuestro país, estamos tan mal vistas, incluso por muchas mujeres a las que les pregunto si conocen nuestro mundo, si saben cómo vivimos. Necesitamos dejar la calle y poder trabajar con seguridad, teniendo los mismos derechos que todas las mujeres, si no, me pregunto ¿dónde está la igualdad, la paridad?
Luchadora incansable, la Sra. Rius tiene muy claro el problema que afecta a todas las trabajadoras del sexo:
Se me ocurre que hay tanta hipocresía, los hombres que nos visitan lo hacen por necesidad, no porque piensan comprar un cuerpo.
He vivido tantas historias que podría contar y dejarles de piedra, hombres que no tuvieron el valor de confesar a un amigo o a su mujer que habían perdido su trabajo y necesitaban hablar con alguien sobre ello, y lo hicieron conmigo, que necesitaban satisfacer necesidades y deseos inconfesables y lo hicieron conmigo, no sabéis cuántos matrimonios he salvado.
Estoy convencida de que legalizar y no criminalizar el trabajo sexual traería muchos beneficios al país, no sólo económicos, somos mujeres empresarias, gastamos y alimentamos la economía española, somos dignas de tener los mismos derechos que todos los trabajadores.
En estos momentos en España, por un lado se profesa la igualdad y la equiparación de derechos, por otro se estigmatiza y margina a una gran parte de las trabajadoras.
Lo dice Alfredo Urdaci, periodista y escritor que acaba de publicar su obra 'Palabra Puta' así como presentador del podcast 'Condenadas a la clandestinidad"
En España, de nuevo, las mujeres deben ser de una determinada manera y comportarse de acuerdo con un canón. De lo contrario, son perseguidas y silenciadas, y se les condena a una clandestinidad de la que solo pueden salir si se declaran víctimas. Hemos vuelto a una dictadura, punitiva y moralista. La desigualdad ahora se aplica con criterios morales.
Es esencial reconocer los derechos de las trabajadoras del sexo como parte integrante de la lucha por la igualdad de género. Esto significa promover políticas que garanticen la protección y los derechos de las trabajadoras del sexo, incluida la regulación del trabajo sexual para garantizar unas condiciones laborales seguras y dignas.
Mike Morra, Ceo y fundador de Escort Advisor, el primer buscador de opiniones reales en España, nos lo explica:
Muchas mujeres eligen hacer este trabajo y anunciarse a través de Escort Advisor porque somos un amplificador de su voz y una herramienta que les permite presentarse y trabajar profesionalmente. Cada día, desde hace diez años, garantizamos la libertad de expresión y el derecho a trabajar sin prejuicios a través de un espacio donde las profesionales pueden expresarse como tales, construyendo su reputación. La evolución de los derechos de las mujeres no va de la mano de la evolución de los derechos de quienes trabajan con su cuerpo.
Sigue habiendo mujeres de una clase superior y mujeres de una clase inferior, y la igualdad de género en el lugar de trabajo se ve perjudicada. Sin embargo, es una pena que las trabajadoras del sexo no estén protegidas en absoluto en su profesión. Son trabajadoras que ofrecen un servicio remunerado a quienes lo solicitan, que deben ser respetadas como profesionales, que exigen poder vivir en un estado que las proteja.
La voz de las trabajadoras afectadas por este comportamiento de marginación es muy fuerte, como la de Rocío, quien lleva mucho tiempo trabajando y gestionando su perfil en Escort Advisor, una de las muchas webs del sector que aún brindan oportunidades a las escorts para anunciarse en España.
Este es mi trabajo soy Escort, libremente elegí este trabajo soy independiente trabajo para mantenerme yo y mi hijo, hago lo que quiero con mi cuerpo. No estoy de acuerdo con las personas que obligan a chicas a hacer este trabajo, debería legalizarse como en Suiza, Alemania, Austria, Holanda y otros países europeos.
Además, es fundamental luchar contra el estigma y la discriminación asociada al trabajo sexual, promoviendo una conciencia más comprensiva y respetuosa de las opciones individuales y las experiencias de vida de las trabajadoras sexuales. Sólo con un enfoque integrador y solidario avanzaremos hacia una sociedad en la que todas las mujeres, independientemente de sus ocupaciones, disfruten de plenos derechos y dignidad.
Anula, trabajadora sexual como Rocio, defiende su profesión:
Dia internacional de la mujer son todos los días, mujeres que son abuelas, madres, hermanas, hijas.... Y Las trabajadoras sexuales? También somos mujeres, la profesión que elegimos es esta y merecemos respeto. Que en este día sea acordado los derechos de TODAS las mujeres. Que nuestra voz, la voz de las trabajadoras sexuales sea escuchada, me gustaría salir a la calle a gritar lo que siento a los cuatro vientos, como canta Nebulossa en su última canción Zorra.
Los usuarios también tienen derecho a frecuentar a las trabajadoras del sexo, ya que surge una oferta donde existe una demanda real.
John Punter , cliente y amigo de prostitutas, el único consumidor de sexo de pago en España que tiene un canal de YouTube dedicado exclusivamente a este sector , comenta:
Diferentes contextos sociales crean distintas formas de ejercer esta profesión. En España se ha producido un curioso fenómeno, y es que mientras la sociedad se ha vuelto cada vez más abierta y tolerante haca la prostitución (tal y como señala n reiteradamente todas las encuestas), la clase política ha tomado el rumbo opuesto, no reconociendo esta como una actividad económica legítima.
Reconocer el trabajo sexual en todas sus vertientes es tanto una cuestión de justicia, así como de interés general pues beneficia a la sociedad en su conjunto. Quienes realizan esta actividad se verán finalmente amparados en un marco legal similar al de cualquier trabajador, c on sus derechos y obligaciones. Por su parte las trabajadoras y los empresarios del ramo cotizarán con aquellos tributos que legalmente les correspondan para sostener así las cargas públicas. De este modo se podrá ayudar aquellas personas en situación precar ia que buscan otras alternativas laborales, como financiar a aquellas autoridades competentes que investiguen y persigan, siempre bajo del paraguas de la ley, cualquier irregularidad, que en interés de todos deseamos erradicar del sector.