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Sí, este verano podremos ir a la playa. Aún no sabemos cuándo, pero, si todo se desarrolla como está previsto, en el mes de julio podríamos estar pisando la arena y zambulléndonos en el agua de algunos de los mares que rodean la Península Ibérica. Eso sí, no será tan sencillo como llegar y plantarnos en el primer hueco que encontremos.

Según una información publicada por EL MUNDO, en referencia al documento elaborado por el Instituto de Calidad Turística de España (ICTE) en colaboración con las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y Sindicatos, las playas españolas estarán abiertas al público este verano, pero basando su admisión en función de unas normas de seguridad muy estrictas.

Por ejemplo, se controlará el aforo del espacio. Cuando queramos ir a una playa, tendremos que tener en cuenta el aforo máximo que está permitido y la gente que ya hay en ella. Para valorar el aforo de las playas (que será competencia de los ayuntamientos), se tendrán en cuenta las características de cada playa. Un ejemplo: si tiene mareas, la capacidad será menor.

Una manera que se plantea para saber cuál es la capacidad real de una playa en esta nueva normalidad es dividir la superficie total entre la distancia de seguridad que debemos guardar. Una distancia de seguridad que, por cierto, no hará falta que guardemos con personas de nuestro mismo grupo, pero sí con el resto de usuarios presentes en la playa.

También se controlará el uso de hamacas y sombrillas. Para utilizarlas, tendremos que avisar, primero, a los responsables de las instalaciones, ya que serán estos los que lleven a cabo el trabajo de desinfección. Es decir, con todo ello, habrá un gran número de bañistas que se quedarán fuera de la playa y tendrán que buscar una diferente.

Y para verificar que todo está correcto y que se mantienen las distancias de seguridad entre los bañistas, las autoridades podrían optar por la utilización de drones para vigilar las playas durante este verano.