El consumo de alcohol en España alcanza cifras preocupantes, es la sustancia más ingerida entre la población. Una visión distorsionada de esta droga hace que socialmente esté bien vista, y se olvida que es muy perjudicial y genera adicción. El alcohol empieza a ser ingerido a edades muy tempranas y crea verdaderos problemas entre los jóvenes. Por otro lado la anorexia sigue siendo el trastorno de la alimentación más prevalente y común. Pero, ¿Qué pasa si estas dos conductas se juntan?
De esta forma podemos hablar de la alcohorexia un trastorno añadido a los TCA (Trastornos de la Conducta Alimenticia) que afecta sobre todo a mujeres universitarias de entre 18 y 24 años. La distorsión de la imagen corporal es de los principales problemas con los que tienen que lidiar sus víctimas, pero el deseo de beber alcohol lo complica aún más. Según se ha explicado la alcohorexia es el hábito consistente en consumir menos calorías para poder ingerir más alcohol, a grandes rasgos, y los perjuicios de esta práctica en la salud pueden derivar en graves enfermedades crónicas.
Un reciente estudio de la European health interview survey (EHIS) revela que España es el segundo país de la Unión Europea que bebe con más frecuencia. Concretamente, un 13 % de los españoles toma alcohol cada día. En cuanto a la anorexia, aunque afectan a ambos sexos, “son dos veces y media más frecuentes en mujeres”, informa la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). En España, afecta entre el 4,1 % al 6,4 % de mujeres entre 12 y 21 años, y en un 0,3 % a hombres.
Fátima Servián, profesora en el Grado de Psicología y en el Máster Universitario en Nutrición y Salud de VIU de la Universidad Internacional de Valencia, explica este nuevo trastorno detectado en los últimos años, la alcohorexia.
“Según diversos estudios, se denomina alcohorexia a la conducta de restringir el consumo de alimentos con alto aporte calórico para ingerir bebidas alcohólicas en exceso. Se puede englobar dentro de los trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa”.
dejar de comer durante horas o días enteros en las fechas previas a la ingesta de bebidas alcohólicas.
Este trastorno es también conocido por otros nombres como ebriorexia o drunkorexia. Se identifica mayoritariamente en mujeres universitarias entre 18 y 24 años que presentan una distorsión de la imagen corporal. “El patrón habitual de este desorden incluye tres dimensiones: consumo de alcohol, desorden alimentario y actividad física”, explica Fátima Servián.
Entre sus síntomas, además de calcular las calorías de los alimentos y bebidas ingeridas, se encuentra dejar de comer durante horas o días enteros en las fechas previas a la ingesta de bebidas alcohólicas.
Estas personas también incrementan la actividad física para quemar las calorías en exceso, así como tratar de equilibrar la ingesta de alimentos para evitar subir de peso, más apreciado en jóvenes, indica la profesora.
Como consecuencia de esta alteración alimentaria producida por la anorexia y el alcohol, la docente de VIU destaca los principales problemas que genera:
“Graves deficiencias de nutrientes, desorden alimenticio, efecto de la intoxicación aumentada, temor irracional sobre la excesiva ingesta de calorías y aumento de peso, así como todo lo que estas prácticas conllevan a nivel emocional y conductual”.
La experta asegura que la conducta de la familia en el tratamiento de los TCA es importante. La mejor forma de detectarlo a tiempo es acudir cuanto antes a terapia con un profesional de la salud.
Una vez obtenido el pronóstico “vemos que algo está pasando, que son señales de alerta y siempre previas al episodio de ingesta de bebidas alcohólicas”.