El mero hecho de pensar que un evento negativo importante pueda dañar seriamente nuestras finanzas, ya sea perder el trabajo, una enfermedad, un accidente o una pandemia, es capaz de quitar el sueño a cualquiera. Sin embargo, la idea de que pueda suceder algo grave y fuera de nuestro control se vuelve menos amenazante si estamos debidamente preparados.
Por eso poner en práctica estos sencillos consejos nos permitirá estar mejor preparados ante cualquier crisis que pueda acontecer.
1. Maximiza tus ahorros de efectivo
Acumular el máximo efectivo posible, ya sea en cuentas corrientes, de ahorro, depósitos o inversiones en bonos del estado a corto plazo. Todas ellas permiten disponer de dinero al contado que será de gran ayuda en caso de necesidad. Además, la ventaja de estos recursos, a diferencia de las acciones, los fondos indexados y otros instrumentos financieros, es que su valor no fluctúa según las condiciones del mercado, por lo que se mantiene estable.
Esto significa poder retirar el dinero en cualquier momento evitando pérdidas económicas y multas por retiro anticipado.
Por otro lado, si existe una obligación económica importante, como una hipoteca o pagos recurrentes, como podría ser la matrícula escolar de un hijo, se recomienda tener un margen de ahorro de más meses para poder cubrir los gastos. Un colchón de tres meses de gastos ahorrados es el mínimo indispensable, pero es preferible mantener desde seis meses hasta dos años de gastos en ahorros líquidos para protegerse ante posibles imprevistos económicos.
2. Haz un presupuesto
Si no se tiene conciencia de cuánto se gasta y se ingresa cada mes, es imposible saber qué cantidad es la adecuada para nuestro fondo de emergencia. Además de que, sin un presupuesto, es difícil saber si estamos viviendo de forma acorde a la cantidad de ingresos que generamos. Realizar un presupuesto no va a cambiar nada en sí mismo, pero es una herramienta que nos permiten conocer y organizar nuestra situación financiera de forma clara , que ayuda a valorar si nuestro dinero está siendo destinado hacia cosas necesarias e importantes y descubrir posibles derroches innecesarios.
Esto significa poder retirar el dinero en cualquier momento evitando pérdidas económicas y multas por retiro anticipado.
3. Administra y minimiza tus facturas mensuales
El primer paso es observar nuestro presupuesto en busca de gastos superfluos o excesivos de los que se pueda prescindir.
El simple hecho de una buena organización puede ahorrarnos mucho dinero en nuestros gastos mensuales. Una pequeña cantidad extra cada mes por atrasos en el pago de la tarjeta de crédito, puede significar mucho dinero a lo largo de un año. E incluso podría significar el bloqueo de nuestra tarjeta en un momento crítico donde verdaderamente la necesitemos.
4. Paga las deudas
Es esencial liberarse de las deudas pendientes. Especialmente, de aquellas con un mayor coste, como puede ser la tarjeta de crédito.
Los cargos por intereses de este tipo de deudas suelen estar consumiendo una parte significativa de nuestro presupuesto mensual.
Haciendo un esfuerzo para pagar la deuda de nuestra tarjeta de crédito, reducirá las obligaciones financieras mensuales pudiendo dedicar ese dinero a incrementar el fondo de reserva.
5. Obtén crédito más barato
En caso de que sea indispensable usar crédito o que se tengan demasiadas deudas por pagar, conseguir crédito con una tasa de interés más baja, y/o que aúne todas nuestras deudas, puede ayudarnos a pagar nuestra deuda de manera más rápida, eficiente, clara y que suponga un menor porcentaje del presupuesto mensual.
Eso sí, tenemos que asegurarnos de que el ahorro en la tasa de interés es mayor que el coste de transferir el saldo a la nueva tarjeta.
Además, vale la pena preguntar a nuestra compañía de crédito actual si es posible reducir la tasa de interés mensual. A veces, las empresas pueden ofrecer un descuento para mantenernos como clientes; para ellos es más barato mantener un cliente existente que conseguir uno nuevo.
6. Busca formas de ganar dinero extra
Existen infinidad de maneras de ganar un dinero extra y todos tenemos algo de lo que podemos sacar buen provecho. Ya sea vender cosas que ya no usamos (online o en un rastrillo), cuidar niños, promocionar productos o servicios a cambio de un beneficio, trabajar como freelance o conseguir un segundo trabajo.
A simple vista, se puede pensar que la cantidad de dinero que se gana a través de actividades secundarias es insignificante y no merece la pena, pero esas pequeñas cantidades pueden llegar a sumar cantidades importantes si son constantes. Además, estas actividades siempre aportan beneficios secundarios, como pueda ser liberar espacio en casa de cosas que ya no usamos o descubrir que eso que veíamos como hobbie, puede convertirse en nuestro trabajo a tiempo completo.
Conclusión
La vida es impredecible, pero siempre es posible tomar el control de aquello que esté en nuestras manos para que, en caso de que ocurra cualquier desastre financiero inesperado, nos afecte lo mínimo posible.