Lo único incurable son las ganas de vivir. Y de vivir, muestra siempre ganas. Al menos con su sonrisa y su optimismo constante. Ella, Desirée Vila, se ha convertido en un referente para jóvenes de todos los lugares. Un ejemplo que se escapa del estereotipo de una persona a la que hace unos años le amputaron su pierna derecha. Quizá, porque los estereotipos los pone una sociedad que se asusta en cuanto alguien o algo se sale de lo normal.
Y ella, Desirée, lo hace. Lo hace en la pista de atletismo, donde, gracias a una prótesis, se ha convertido en una de las grandes promesas del atletismo paralímpico nacional. “Tengo mucha carrera por delante, acabo de empezar y tengo mucho que aprender y mucho que mejorar”, nos cuenta desde el Centro de Alto Rendimiento del Consejo Superior de Deportes en Madrid.
Allí entrena, a diario, junto a los mejores deportistas de España. Nos explica que dedica “unas 3 horas o así” para el físico, aunque nos recuerda que “todo el tema de nutricionismo, el tema de fisio, el tema de psicólogo deportivo” también lo cuenta como entrenamiento.
Del atletismo nos dice que se queda, precisamente, con la oportunidad de estar viviendo rodeada “de los mejores deportistas a nivel nacional”. Fue en el atletismo donde encontró una tabla de salvación después de su accidente. Una forma de canalizar sus ganas de practicar deporte. Hasta el accidente, su vida era la gimnasia acrobática. Trabajó, incluso, “durante dos meses en un circo y fue algo muy chulo”.
Es un libro muy personal y un poco abrirme al mundo y explicar todo el proceso de mi recuperación
“Con el deporte he sabido aceptar mi situación y reinventarme”, afirma Desirée, asegurándonos que su accidente la sirvió para aprender “a madurar, a valorar las cosas, a intentar que un problema no afecte a todo el resto de mi vida y, sobre todo, a valorar las cosas y a valorar a la gente que me ha apoyado”.
El deporte ha hecho que sea quien es hoy en día. De ello habla en su libro ‘Lo único incurable son las ganas de vivir’, que “es un libro muy personal y un poco abrirme al mundo y explicar todo el proceso de mi recuperación”.
Un libro que ya va por su segunda edición. Y aunque el éxito en número de ventas es obvio, Desirée se queda con otro más importante: “para mí con que haya ayudado a una sola persona ya ha valido la pena el esfuerzo y el trabajo que me ha supuesto el hecho de escribirlo y publicarlo”.
Su historia quedó reflejada en las páginas de un libro al que tiene un gran cariño. “Para contar una historia hay que haber vivido algo excepcional, como la historia que yo tuve que vivir, que merecía ser contada por todo lo que he pasado”, nos explica. Por eso, aún no se plantea una segunda parte: “de momento tendré que esperar a que pase algo más grande, como unos Juegos Olímpicos o algo así”. ¿Serán los de Tokio 2020?