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Desafío independentista: Cataluña consuma el 1-O
Tras una jornada frenética que se ha saldado con heridos y detenidos, toca hacer balance
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Llegó el día. Hoy 1 de octubre, el país se despertaba expectante ante los acontecimientos que iba a tener Cataluña como telón de fondo. Algunos se han levantado con su papeleta impresa llena de idealismo e ilusión, otros han reivindicado la ilegalidad del referéndum y, otros, simplemente querían conseguir un momento de gloria de dudoso gusto.

Fondo y formas

Este proceso electoral aunque ilegal pasará a la historia. Por los precedentes que sienta, por la incapacidad de la clase política y de otros sectores que no deberían tomar partido en este tipo de batallas. Pero, sobre todo, pasará a la historia por ser una muestra alejada de la democracia por su fondo pero sobre todo, por sus formas.

Hemos sido testigos de escenas grotescas y surrealistas donde no había rastro de democracia. Sirva como ejemplo el procedimeinto para constituir las mesas electorales, a base de `voluntarios´, escogidos al azar horas antes de la apertura de las urnas. Tampoco se han quedado atrás las muestras que siembran la duda sobre la validez cuantitativamente hablando de la consulta, ya que, se han dado casos de votantes que han ejercido su derecho en repetidas ocasiones.

Un espectáculo que poca ayuda a quienes realmente quieren cambiar las cosas.

Seis jueces investigan la actuación "pasiva" de los Mossos para impedir las votaciones

¿Cómo se ha saldado el 1-O?

La jornada nos ha dejado escenas de cargas policiales irrumpiendo en colegios electorales, pseudovotantes haciendo cola, impidiendo el paso de las autoridades. Según datos del Govern, los cargas de los antidisturbios han dejado al menos 761 heridos. No solo la Genarlitat ha dado sus cifras, interior ha hecho lo propio y ha manifestado que, al menos, nueve policías y dos guardias civiles han resultado heridos de carácter leve durante su intervención en diferentes puntos de Cataluña para requisar el material electoral utilizado en el referéndum independentista suspendido por el Tribunal Constitucional.

Los Mossos retirando urnas durante una consulta ilegal sobre el proyecto de Artur Mas

“La indignidad de la violencia”

El 1-O ha servido para poner en relieve las diferentes versiones de cada uno de sus protagonistas. El actual President de la Genarlitat, Carles Puigdemont, ha destacado las colas que se han formado en varios colegios electorales para votar en el referéndum de este domingo y lo ha contrapuesto a la "indignidad de la violencia policial". Puigdemont ha hecho estas polémicas declaraciones a su salida del colegio electoral de Cornellá, en lugar del que tenía inicialmente fijado en Sant Julià de Ramis, después de que la Guardia Civil haya entrado en el pabellón del pueblo.

En la misma línea se ha manifestado Oriol Junqueras. Tras votar, se ha dirigido a la gente congregada para pedirles “serenidad y calma”, mientras lanzaba una `pullita´. Seguro que nosotros con nuestra actitud demostramos todos los valores que queremos representar", ha dicho.

Policía política

Tras la resaca electoral toca hacer balance. La clase política debe hacer autocrítica y considerar que este país no puede protagonizar `numeritos´ circenses. Aunque, sin duda, los Mossos también deben hacer le suyo. Tras haberse comprometido por mandato judicial a asegurarse de la clausura de los centros electorales, la policía del Govern ha actuado como “una policía política”, ha apuntado la Fiscalía.

La aparente pasividad de los Mossos ha provocado la entrada a escena de la Policía nacional y la Guardia Civil.

Por el momento, seis jueces se encuentra investigando la actuación de los Mossos por no impedir la votación.

No se salva ni el fútbol

No es un domingo cualquiera. Ni siquiera para el mundo del deporte. Hoy tendría que haberse disputado en Camp Nou el encuentro entre el Barça y Las Palmas. Aunque la directiva culé había pedido que se suspendiese el partido, la Liga no encontró motivos para cumplir con los designios de la cúpula azulgrana. Una decisión que se ha saldado con la dimisión del vicepresidente del Barcelona.

Finalmente, el encuentro se ha jugado a puerta cerrada, relegando el interés deportivo al interés político y particular de unos cuantos.

Cada lector sacará sus propias conclusiones. Lo cierto es que ha fallado el entendimiento, la comprensión y el diálogo. Ahora toca pensar, ¿qué hacemos ahora?