El Ayuntamiento de Madrid, encabezado por Manuela Carmena, ha aprobado el nuevo convenio colectivo de la Policía Municipal con el apoyo de tres de los cinco sindicatos referidos al cuerpo: UPM, CC.OO y UGT. Estas tres organizaciones no representan a la totalidad de la plantilla, puesto que el sindicato mayoritario CPPM, junto a CSIT, han reafirmado su postura en contra del texto gestado a través del área de Salud, Seguridad y Emergencias, liderada por el edil Javier Barbero.
Asignatura pendiente
Tras unos interminables meses de negociaciones -concretamente diez-, marcados por el profundo malestar del cuerpo de Policía local, el consistorio madrileño parece haber acercado posturas con las formaciones sindicales. Sin embargo, “esto únicamente fue una escenografía previamente pautada, protagonizada por los tres sindicatos que refrendaron el pacto, y la Corporación”, aseguraba José Francisco Horcajo, portavoz de la Policía municipal en CSIT. “El consistorio no ha tenido la fe negociadora que se presupone en la discusión de un pacto. Cuando se negocia, ambas partes deben ceder y demostrar implicación; no obstante, como consideramos que han obviado la esencia de un convenio, estamos barajando la posibilidad de acudir a los tribunales para que se reconozcan nuestros derechos”, proseguía.
“O no se nos quiere, o nos están castigando”
CSIT ponía las cartas sobre la mesa afirmando con rotundidad, a través de las palabras de su portavoz, que descartaron la firma del acuerdo por “razones de peso” y no por “intereses políticos”. Respecto a la primera razón, alegan a las formas con las que este convenio ha sido pactado, “jugando a una guerra de desgaste y poco clara”.
Asimismo, defendían que “las propuestas que presentamos los sindicatos mayoritarios no han sido incluidas en el texto final”, un punto clave, ya que la mayoría de sus afiliados trabajan en unidades muy activas, con una “excesiva carga de trabajo”, por lo que “este acuerdo no nos soluciona las carencias con las que día a día lidiamos”. “Cuando a un colectivo no le das lo mismo que al resto, surgen dos cuestiones: se produce por alguna razón que desconoces, o no nos quieren”, apostillaba.
Las propuestas de la oposición
Desde la formación sindical apuntaban que el Cuerpo de Policía local de Madrid es “de los peores pagados” a pesar del volumen de trabajo con el que cuentan. “Si me comparo con aquellos que realizan las mismas funciones que yo; es decir, con los cuerpos de Alcorcón, Móstoles, Getafe o Alcalá, si veo sus nóminas, percibo la patente diferencia salarial, y me enfado”. Ese es el sentimiento que predomina entre los afiliados de CSIT, según relataba el portavoz.
Por ello, entre las propuestas que incluían en su demanda al consistorio para secundar la firma del nuevo convenio colectivo destacaban un incremento salarial que, en un futuro, “pudiese equiparar las nóminas de los locales de Madrid con los compañeros de otros municipios”. Asimismo, caminando en la senda económica, requerían que “el excedente de jornada laboral que realizamos sea abonado al final de año, puesto que no nos permiten disfrutar de días de libranza alegando falta de personal”. También ponían el foco sobre la planificación y organización dentro del cuerpo a la hora de cubrir servicios: “no es eficaz”, afirmaba con rotundidad, “atenta directamente contra la conciliación familiar de la que se presume”.
La pregunta es, “¿por qué han firmado estos tres sindicatos si el convenio pactado no es justo con el colectivo?”, aseveraba Horcajo. A pesar de no haber suscrito el pacto, ni refrendar lo que en el texto se recoge, “la plantilla seguirá ofreciendo su servicio; aunque las cosas no funcionen, somos profesionales”. Sin embargo, “nos sentimos impotentes ante un cambio que llevamos mucho tiempo esperando, pero que está lejos de suceder”, concluía.