Elena García Armada es ingeniera industrial y doctora en robótica e investigadora del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) lleva años luchando por hacer andar a los niños que no pueden hacerlo. Las causas que impiden el movimiento de estos niños son complejas y diversas, por lo que no ha sido un avance fácil.
En los casos de adultos con una lesión medular, la causa suele ser un accidente, un daño en la médula espinal que desconecta el cerebro de las extremidades, pero en la mayoría de los casos estas están intactas y solo necesitan un motor que las impulse.
En el caso de los niños no suele ser así, los menores con dificultades motoras suelen sufrir enfermedades neurológicas que no solo les impiden caminar sino que también pueden causar deformaciones, temblores, espasmos… etc. Unos 17 millones de niños en todo el mundo sufren enfermedades de este tipo, y la falta de movimiento termina causando otros problemas de salud que a veces limitan su esperanza de vida.
Para ayudarles a caminar, según explica García Armada "no es suficiente un motor que les impulse, sino que tenemos que completar las funciones que el cuerpo está perdiendo”. Para cumplir con este objetivo " hay que irse adaptando a la patología de cada niño en concreto y conocer su evolución", cuenta la ingeniera.
La nueva invención de la ingeniera García Armada para ayudar a estos niños es el desarrollo de un aparato mecánico similar a un robot, llamado exoesqueleto. Un exoesqueleto es un tejido orgánico, duro y rígido, que recubre, protege y soporta el cuerpo de animales u hongos, como por ejemplo los crustáceos. Gracias a la robótica, Elena García Armada trasladó este concepto para crear el primer exoesqueleto infantil del mundo. Se trata de una armadura robotizada que se adapta a las piernas y el tronco de una persona para que pueda caminar e incorpora sensores y articulaciones inteligentes que interpretan su movimiento.
García Armada define cada articulación de Atlas como un músculo artificial, compuesto no solo de articulaciones y motores sino también tendones, sensores y todo lo necesario para interpretar las intenciones de movimiento del niño y llevarlas a cabo. Una vez puesto ayuda al niño a mantenerse erguido y a moverse de forma autónoma, en muchos casos por primera vez en su vida. “De pronto pueden caminar, pero no es solo eso, es que pueden hacer cosas que han visto hacer a otros niños y nunca pensaron que podrían hacer: juegan, dan patadas a un balón, se retan a ver cuántos pasos pueden dar…”, explica la ingeniera.
Siete años después de la creación de Marsi Bionics, Atlas está listo para dar el salto definitivo. De los laboratorios y los ensayos clínicos para probar sus ventajas a las salas de rehabilitación de los hospitales, una vez que haya recibido el marcado CE de la Unión Europea.
Además, pide la ingeniera García Armada que le perdamos el miedo a los robots: “Los robots han llegado para mejorar nuestra vida, no para rebelarse contra nosotros. A los robots hay que verlos como aliados que mejorarán nuestra calidad de vida. Forman parte de la nueva revolución industrial”.
Elena García: Si todo va bien, el año que viene los hospitales españoles podrán usar ya los primeros exoesqueletos pediátricos del mundo
Elena García Armada nació en Valladolid, se doctoró en Madrid y pasó una temporada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Comenzó a trabajar en aplicaciones robóticas orientadas y enfocadas en el campo industrial, con la idea de desarrollar exoesqueletos (una especie de traje mecánico, lo más parecido a un disfraz de Transformer que se pueda imaginar) que ayudasen a los operarios a levantar cargas pesadas.
Elena conoció un día a Daniela, una niña con una tetraplejia que le impedía caminar a causa de un accidente. La ingeniera decidió cambiar el enfoque de su trabajo y solicitó un proyecto para desarrollar un exoesqueleto infantil que ayudase a Daniela a recuperar la movilidad y a volver a caminar. A partir de ese éxito, García Armada comenzó a trabajar para aplicar la robótica a la recuperación del movimiento infantil.
Como resultado, en 2013 nacía Marsi Bionics, una startup creada para aplicar todo lo aprendido en sus investigaciones. Era el principio de Atlas, que se convertiría en el primer exoesqueleto infantil del mundo orientado a los niños que padecen lesión medular, atrofia muscular espinal y parálisis cerebral. Imaginen, como decíamos, a un niño con un disfraz de Transformer o un traje hecho con piezas de juegos de construcción.
“Si todo va bien, el año que viene los hospitales españoles podrán usar ya los primeros exoesqueletos pediátricos del mundo”, cuentan desde la empresa. En este tiempo se han llevado a cabo estudios y ensayos clínicos en siete hospitales de España y Francia que han mostrado que el uso de estos dispositivos son un enorme avance en la rehabilitación física. “La terapia física es más intensa, más eficaz, más motivadora”.