El pebetero que se encuentra frente al Palacio de Cibeles y que rinde homenaje a las víctimas del COVID-19 se encuentra a día de hoy sin llama debido a la supuesta vandalización a la que fue sometido hace aproximadamente dos semanas.
El Ayuntamiento de Madrid está elaborando en estos momentos un informe técnico para investigar y evaluar el alcance de los daños que ha provocado este "incívica actuación" y proceder a su reparación lo antes posible.
Además, es de señalar el abandono al que ha sido sometido con un entorno degradado a causa de las obras que se están llevando a cabo en las inmediaciones y el nulo mantenimiento municipal. No se ha repuesto ni la corona de laurel, que se puede ver junto al pebetero y que está visiblemente mustia. Por su parte, los materiales del pebetero se suponían de "primera calidad" y, en estos momentos, se puede comprobar a simple vista que muestra signos de erosión.
No hay llama ni se espera que vuelva hasta dentro de un tiempo. La vandalización, que desde el Ayuntamiento se achaca como posible motivo de que en estos momentos no veamos el pebetero luciendo la llama, supuso presuntamente la rotura del sistema de gas que se había instalado unos meses antes. "Estamos en fase de evaluación de daños. Todavía no sabemos si se puede reparar o si finalmente habrá que sustituirlo, lo que sí tenemos claro es que está muy dañado internamente y que el sistema de gas habría que restituirlo", han sido las palabras del consistorio al diario El Confidencial.
El monumento ya sufrió otra vandalización el pasado mes de agosto
El Ayuntamiento también culpa a las obras cercanas al pebetero como posibles causantes de la degradación. Además, se desconocen aún si hay indicios para identificar a los posibles vándalos, que actuaron con libertad en una de las zonas más videovigiladas de toda la ciudad.
Este "homenaje permanente" a las víctimas del coronavirus, fue desarrollado por el área de Obras del Ayuntamiento de Madrid y diseñado por el arquitecto Carlos Rubio Carvajal. Se instaló en la plaza de Cibeles, en la isleta situada en el arranque de la calle Alcalá hacia Sol, en San Isidro de 2020, cuando la ciudad no pudo festejar a su patrón por la pandemia.
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