Amanda Avilés
@AmandaCoconutt
Es uno de los grandes nombres del cartel de la cita cosladeña, y una de grandes sorpresas. José Mercé se sube este jueves 23 de julio a las tablas de la primera edición del recién nacido Festival Ayutthaya Coslada, cita en la que el cantaor pondrá sobre el escenario su nuevo espectáculo ‘Entre verea’. Una propuesta que arrancó antes de la pandemia y que, por los motivos sobradamente conocidos, tuvo que quedarse en espera.
Ahora, el artista llega a Coslada, después de haber visitado ciudades como Muria y Almería, para ofrecer un concierto en el que, como siempre dice, “se hará lo que pida el público”. Se debe a ellos y, como todos aquellos que ya son leyenda, habla con franqueza cuando dice que volver a cantar, para él, es “lo más maravilloso” que le puede pasar.
José Mercé es marca flamenca y, por consecuencia, marca España; mérito bien ganado con más de 50 años de trayectoria a las espaldas. Dejó el colegio a los 13 para dedicar su vida a la música, a esa que aún ama y que le apasiona como el primer día. El único secreto, para mantenerse, es ese: “ganas e ilusión”. “Mientras mi público siga ahí y esté en los sitios conmigo, ahí estaré”.
Respecto a aquellos que consideran que el flamenco tiene normas inquebrantables, Mercé disiente. Aunque “hay que respetar la base y la raíz”, de nada vale la teoría sin la emoción. “Yo siempre digo que el ‘puro’ es el ejecutante, y la ortodoxia y la heterodoxia, la persona”, explica. “Si un señor hace un cante muy ortodoxo, pero lo hace muy mal… ¿de qué me vale a mí la ortodoxia?”, se ríe. Lo hace todo el tiempo, porque su conversación es noble y en tono cercano, llana, pura como ese flamenco que le corre por las venas.
Nuestra charla con Mercé coincide con la aprobación oficial de los tablaos madrileños como bien de interés general en Madrid. Un honor que llega más que tarde (ya se han visto abocados al cierre Café de Chinitas y Casa Patas), pero que evitará su extinción tras la arrolladora crisis del COVID-19. “Tiene tela que tenga que pasar una pandemia para que se den cuenta de que la cultura del flamenco es tan importante”, reprocha, “somos Patrimonio inmaterial de la Humanidad”. “Yo no sé lo que hay que hacer para que comprendan que, además, es nuestra música”, puntualiza: “el flamenco es la marca España”.
Los tablaos son el catón, la cartilla... todas las grandes figuras del flamenco han pasado por ahí
La importancia de estos espacios, dice, es supina. “Los tablaos flamencos son el catón, la cartilla… todas las grandes figuras del flamenco han pasado por ahí”. Le da especial protagonismo a la capital, donde éstos vieron sus años más dorados de los años 70 a los 90. "Son algo que no se debe perder".
Mercé nos adelanta que comenzará a grabar nuevo disco en septiembre, y que la situación no le ha parado los pies. “Están los tiempos muy difíciles, pero con constancia y voluntad, ya pasará”. Su actitud es positiva, pese a que “después de tantos años ocurren muchas cosas”, incluso el plantearse dejar todo a un lado. “Pero la voluntad es mucho más grande…lo piensas dos días, y al que hace tres ya no puedes estar sin cantar”, dice riéndose. Lo reconoce: “esto es lo que he hecho toda mi vida, yo no sabría vivir sin flamenco”.
Invita a acudir a los espectáculos, a la necesidad de remontar el sector cultural. “Hay mucha seguridad, está todo muy bien preparado” e, insiste, “lo que no podemos tener es miedo”. “Los españoles nunca hemos tenido miedo; somos gente echá pa alante y siempre hemos salido de los malos momentos”.