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El ruido y los fuertes olores sumado al aumento masivo de los repartidores o ´riders´ ha llenado el ambiente de máxima tensión en la calle José Calvo, ubicada en el barrio de Berruguete, distrito de Tetuán. Lo que comenzaron como obras de remodelación durante el confinamiento de una antigua fábrica de papel, ha acabado convirtiéndose en una nave que alberga un total de veintiuna cocinas. Un hecho que cada vez se repite con más frecuencia en diferentes puntos de la capital, y es que las cocinas industriales, también conocidas como Dark Kitchen, son un tipo de negocio rentable y en auge.
Los riders se niegan a la reforma del gobierno que les obliga a ser asalariados
El problema no sólo viene de los olores y el peligro que supone veintiuna cocinas concentradas en un mismo espacio, sino de la masificación de la zona por la aparición de los ´riders´. Estos repartidores de comida a domicilio están también en el punto de mira actual, debido a la reforma que plantea el gobierno para el próximo mes de mayo, en la que pasarán de ser autónomos a ser contratados por las diferentes plataformas: Glovo, Uber Eats, Deliveroo, Just Eat… Algo que empeorará más si cabe su actual precariedad laboral, y a la que se oponen tajantemente. Por su parte, los vecinos afectados están convocando actos de manifestación en los que reivindican el cierre de estos locales y su traspaso a las zonas industriales, para poder conciliar con su vida y volver a su merecido descanso.