Por la esquina que forman la avenida de Menéndez Pelayo y la calle Poeta Esteban Villegas se accede directamente al aula ambiental ‘La Cabaña del Retiro’. Una casita de madera en color marrón a la que antecede un precioso huerto.
La Cabaña es más que un huerto. Es un espacio de participación, de cohesión social, de esparcimiento y a su vez terapéutico.
Allí han desarrollado prototipos a partir de ideas promovidas por los alumnos a base de materiales reciclados como maderas procedentes de las talas. Algunos de los ejemplos ya materializados son El Domo, las cajas nido que se exhiben en el aula o los asientos a modo de graderío denominados ‘Juego de Troncos’ donados a un colegio del distrito.
El proyecto se fundamenta en tres principios: el primero educativo, por lo que la cosecha pasa a un plano secundario. La idea es interactuar con el huerto y que este a su vez se convierta en un espacio “educante” más dentro del proceso de conocer la naturaleza. El objetivo es intentar conectar a la gente de la ciudad con la naturaleza. El huerto además contiene muchas flores lo que le convierte a la par en un jardín y también es interactivo para que las personas lo puedan usar, etiquetar el nombre de las plantas, conocer las herramientas para cuidarlas y estudiar el ciclo de vida de ellas.
En segundo lugar, es un huerto ecológico puesto que la forma de trabajo se asocia con los cultivos de rotación y sin productos químicos. Y en tercer lugar, es colaborativo puesto que todo el trabajo se hace en común con objeto de socializar alrededor de La Cabaña. Durante los cursos se realizan reuniones con los alumnos para que sean ellos mismos los que decidan las actividades.