El ser humano está dejando atrás parte de su esencia. Es inevitable; sustituimos cosas por otras más ‘útiles’. Renovarse o morir. Instinto de supervivencia. Evolución. Llamémoslo ‘x’. El caso es que hay personas que consiguen ser ese eslabón perdido, esa alma que aún permanece con una nobleza tal que traspasa las fronteras, sean del tipo que sean. Esas joyas de las que quedan cuatro en todo el planeta, lo que ensalza, aún más, su valor.
Hay personas que encuentran tréboles, y hay personas que son suerte. Hay personas que son talismanes. Y el mayor talismán de nuestro país es indiscutible.
Rosana, la canaria que ha conseguido conquistar corazones llenos de melancolía con una sonrisa que no pierde nunca, nos concede unos minutos de su tiempo antes de una de las citas más reseñables de su carrera musical. Las cuerdas de su guitarra sonarán el próximo 16 de febrero en el WiZink Center de Madrid con su gira ‘En la memoria de la piel’, tan solo faltan dos días.
16 de febrero, WiZink Center
Cualquiera estaría nervioso ante tal evento. Pero no. Ya os lo he avisado; Rosana es de otra pasta. “Puede sonar raro, pero me gusta tanto subirme a un escenario que es imposible ponerme nerviosa. En todo caso, emocionada, contenta… ¡pero nunca nerviosa!”.
Desmitificando clásicos, continuamos sorprendiéndonos con su espontaneidad cuando le preguntamos sobre ‘lo tranquilos’ que la gente puede pensar que son sus conciertos. “¿Tranquilos? Quizá la palabra que mejor defina uno de mis conciertos sea ‘impredecible’. Me gusta dejarme llevar, hacer partícipe al público, bailar, contar chistes…Y te aseguro que el público no deja de saltar, de principio a fin”.
Me gusta dejarme llevar, hacer partícipe al público, bailar, contar chistes...te aseguro que el público no deja de saltar en mis conciertos
A corazón desabrochado
Lo que ocurra en el WiZink será impredecible, pero lo que sí podemos predecir es que será una muestra más de su maestría artística. Después de ocho trabajos de estudio, su humildad brilla, y no por su ausencia, sino todo lo contrario; como la Luna por la que tiene una fijada ‘obsesión’. “Entré en el mercado de la mano de la gente, y aquí sigo, sin obligarme a nada más que no sea desnudarme en un papel en blanco”. Reconoce que el tiempo acumula experiencias, y que eso se refleja, inevitablemente, en su trabajo, pero que “esencialmente, sigo siendo la misma de siempre. No tengo secretos para seguir siendo yo misma”.
Entre sus cuentas pendientes, “tocar en el centro de una guerra y cambiar balas por canciones”. Su forma de abrazar, “como el mundo”. “Compartir ratitos de vida alrededor de la música”, como mantra, y “dejar que el corazón sangre sus emociones y las vierta en papel”, como secreto de sus punzantes letras.
Dice no saber, a día de hoy, lo que es la inspiración. A veces “una canción me toca en el hombro y me dice, “¡ey, quiero salir!”. Tan natural. Vive a “corazón desabrochado”, y le encanta sentir a su público “a quemarropa”.
Volcaría el cielo “por los amigos y la familia, y por todos aquellos que le acompañan abajo y detrás del escenario”. Creo que no hay muchas más dudas de por qué es el talismán de nuestra música y de por qué, desde hoy, lo es, también, nuestro. El WiZink va a rogar más fechas.