CCOO y UGT convocaron una huelga en los 600 establecimientos de la cadena explicando que "Lidl ha decidido abandonar la negociación tanto de medidas para asegurar una desescalada segura para la plantilla, como de medidas que compensen el tremendo esfuerzo realizado por las personas que trabajan en Lidl y que han estado y están expuestas a gran estrés físico y psicológico".
Además, en un comunicado interno denunciaban que “para redundar más en la actitud de Lidl, amanecemos el viernes con un acuerdo de nuestra empresa con el sindicato ELA, solo para el País Vasco, en el cual les prometen una vigilancia que el resto no tiene, además de la mejora en la contratación y una batalla de pago de horas y consolidación, eso sí solo para Euskadi".
A día de hoy, los sindicatos mantienen la jornada de huelga debido a que no alcanzaron ningún acuerdo el pasado viernes con la empresa, en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA).
Los sindicatos aseguran que la dirección de Lidl se presentó en la reunión del SIMA para "cumplir un trámite", negando sistemáticamente los hechos y sin "ninguna voluntad" de llegar a acuerdos.
Para Lidl, la prioridad ha sido en todo momento "garantizar la seguridad y la salud" de sus clientes y, "especialmente" de los empleados, siendo "muy conscientes del esfuerzo" que están realizando diariamente.
Para CCOO, "la empresa ha roto el diálogo con la representación legal de la plantilla, negándose a abordar hasta las cuestiones más básicas". El sindicato ha lamentado que no existan protocolos de prevención para iniciar la actividad de forma segura en secciones recién abiertas al público como el textil.