La idea, desde luego, es inquietante. Contra todo pronóstico, recuerda al monstruo de Frankenstein, el personaje de ficción salido del genio de Mary Shelley. Lo que fue una historia de terror, ha servido de inspiración para la creación de estos ‘biciengendros’, cuya misión no es desentrañar ningún misterio metafísico, sino luchar contra un monstruo tan real y preocupante como es el cambio climático. El proyecto, que permanecerá expuesto en el CIEA Dehesa de la Villa hasta el mes de junio, ha sido posible con la inestimable ayuda del manitas de las bicis, Vesko, junto al CoLaboratorio Bikestein, y gracias al talento de Paula Atienza (Fem Fatul), la ‘monstruosa’ ilustradora cuya obra recrea la muestra en paneles explicativos. Estas criaturas se han fabricado a partir de la reutilización de materiales y componentes procedentes de aparatos abandonados e inservibles, y que ahora son capaces de producir una energía sostenible, además de aprovechar la fuerza motriz humana y la mecánica de la propia bicicleta.
Las fuentes renovables y no contaminantes de energía son la mejor alternativa a los combustibles fósiles. De hecho, sobre el 42% de la energía eléctrica que se consume en España proviene de las renovables.
Con este ‘BiciGenerador’, a base de pedalear, la fuerza motriz de las piernas se convierte en una fuente de energía no contaminante y además… ¡Es muy eficaz para ponerse en forma haciendo ejercicio!
Es así como se obtiene el impulso eléctrico mediante el mecanismo tradicional de la dinamo. Y, gracias a este ingenio, se puede proyectar en una pantalla una película para un auditorio o cargar un dispositivo móvil.
El proyecto ‘Food Wave’, dirigido a los jóvenes, está basado en una alimentación sostenible y saludable para combatir el cambio climático. Es preciso recordar que el 25% de emisiones de gases de efecto invernadero que se expulsan a la atmósfera proceden de la producción alimentaria. Así que, ¡hay que comer más legumbres, frutas y verduras! Son muy nutritivas y aportan muchas vitaminas.
Con esta premisa se presenta la ‘Baticleta’, un engendro creado con la adaptación de los engranajes en el sistema de transmisión de la bicicleta. Con tan solo echar en esa batidora de vaso viejo un plátano, unas cuantas fresas, una manzana, espinacas, cerezas o lo que se antoje (para enriquecer el brebaje energético), se puede conseguir un rico smoothie de última generación.
Lo que fue una historia de terror, ha servido de inspiración para la creación de estos biciengendros
En la era digital, con Internet y el metaverso, no es de extrañar que las compras online lideren las formas de consumo imperantes. Vamos siempre con muchas prisas y encargamos la compra del súper para que nos la lleven a casa; ¿para qué nos vamos a desplazar y buscar el mueble del baño, si en tres clics ya lo tienes?
Para realizar este procedimiento, se precisa una ingente emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Con la ‘BiciCargo’, se consiguen ciudades más amables y sostenibles. Hay diferentes modelos que transportan objetos de gran peso y volumen, lo que hace de este ‘biciengendro’ una opción inteligente para mejorar la calidad del aire.
La agricultura tampoco está exenta de la emisión de gases contaminantes por culpa de la maquinaria, el transporte y la producción de fertilizantes. Al buscar la máxima rentabilidad frente a un abastecimiento masivo, la producción agrícola se dispara, concentrándose en unas pocas variedades, que son las que se pueden “saborear” (si es que les queda algo de gusto, pues también les afecta el estrés).
La ‘BiciAzada’ se presenta como una herramienta maravillosa, resultado de la reutilización del cuadro de una bicicleta vieja a la que se incorpora una azada como instrumento de labranza para arar la tierra. Este ingenio permite trabajar las huertas ecológicas sin tener que “doblar el lomo”.
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