Madrid es una de esas ciudades donde perderse es un placer. Plazas con estatuas de personajes destacados, parques que fueron jardines de algún palacio, calles llenas de historia y edificios singulares… Y, de repente, ¡un Museo de Escultura al Aire Libre! La idea puede ser muy actual, pero, en realidad, este espacio expositivo está abierto al público desde 1972.
Ubicado en el paseo de la Castellana, bajo el paso elevado que une las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato, su creación partió del artista Eusebio Sempere y los ingenieros autores del puente, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón.
Reúne esculturas de 17 artistas españoles de primer nivel, que donaron sus obras para formar esta excelente colección de arte abstracto: Juan Miró, Andreu Alfaro, Eduardo Chillida, Martín Chirino, Amadeo Gabino, Rafael Leoz, Marcel Martí, Pablo Palazuelo, Manuel Rivera, Gerardo Rueda, Pablo Serrano, Francisco Sobrino, Gustavo Torner y el propio Eusebio Sempere, entre otros.
EL PASO DEL TIEMPO HACE MELLA EN LAS OBRAS
Un museo al aire libre conlleva inconvenientes en cuanto a conservación. Las inclemencias meteorológicas, unidas a la contaminación de la gran ciudad, hacen mella en la superficie de las esculturas. Otros factores adversos son el vandalismo, que atenta contra la integridad de las obras y del espacio; las deyecciones de animales, que provocan corrosión y, en general, el paso del tiempo, que hace inevitable la puesta en marcha de labores de restauración.
En 2022, la Dirección General de Patrimonio Cultural llevó a cabo un estudio exhaustivo sobre el estado de conservación de todas las piezas integrantes de la colección de este museo, y apuntó a la necesidad de actuar urgentemente sobre dos de ellas: la escultura “Móvil”, de Eusebio Sempere, y “Mère Ubu”, de Joan Miró.
La escultura de Sempere es la que presentaba mayores deterioros: oxidación, desprendimiento de elementos, desgaste de anclajes y corrosión. Su restauración, encaminada a la limpieza, estabilización y reposición de elementos, comenzó en el mes de mayo del año pasado con una inversión de 14.600 euros. Los trabajos duraron tres meses.
Por su parte, la intervención sobre la escultura de Miró se ha realizado in situ entre el 9 y el 11 de mayo de 2022, consistiendo en la limpieza del bronce, la inhibición de óxidos de cobre y, finalmente, su protección.
Además, en 2021, el consistorio puso en marcha un proyecto de mejora del espacio museístico con el objetivo fundamental cumplir con la normativa de accesibilidad universal, la mejora de la calidad ambiental y el paisaje urbano, así como la renovación de los servicios urbanos. Con una inversión de 2,5 millones de euros, se ampliaron y renovaron aceras, espacios estanciales y calzadas. Asimismo, se reubicaron isletas separadoras en las calzadas laterales del paseo, para albergar las paradas de la EMT fuera de la visual del museo y evitar obstáculos. Además, el lateral de las escaleras que unen los tres niveles del museo se transformó en rampas, homogeneizándose los materiales de construcción del entorno museístico.
Un museo al aire libre conlleva inconvenientes de conservación, lo que hace inevitable su restauración
¡UN MUSEO BAJO EL PUENTE!
El Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana se encuentra situado bajo el puente que los ingenieros José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón construyeron con el fin de unir las calles Juan Bravo y Eduardo Dato, inaugurado en 1970.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las nuevas corrientes museológicas apuntaban a la creación de espacios expositivos al aire libre. Siguiendo estos postulados, ambos ingenieros autores del puente y el artista Eusebio Sempere idearon un espacio expositivo bajo el paso elevado, con el fin de aproximar a la ciudadanía el arte abstracto español y de convertirlo en una zona de esparcimiento y descanso. El proyecto quedó aprobado en 1971, culminando la colección con las obras donadas por artistas amigos de Eusebio Sempere. Un año después, el museo abrió al público sin inauguración oficial, debido a la polémica desencadenada por el montaje de “La sirena varada”, de Chillida. Esto se dio debido a sus 6.150 kilos de hormigón y la obligación de permanecer suspendida del tablero del puente; por lo ayuntamiento, desoyendo los informes favorables, decidió descolgarla en 1973, alegando razones de seguridad. La escultura inició un largo periplo por la geografía española que terminó en 1978, cuando regresó a su emplazamiento original.
El museo se encuentra en un entorno urbano donde elementos funcionales (puente, accesos y pasos de peatones) junto con la colección de obras artísticas forman un todo unitario. Con una extensión de 4.200 metros cuadrados y distribuido en tres niveles, se pueden encontrar esculturas de los más importantes artistas de la vanguardia española, que acercan al apasionante mundo de la abstracción donde la estética, el juego de la luz, el movimiento y la ensoñación se dan la mano.
El Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana fue el primero de estas características en construirse en el país. Después, en el mismo Madrid, se desarrollaron otros proyectos semejantes, como el del parque Juan Carlos I, en el Campo de las Naciones (1992), o la Exposición de Escultura al Aire Libre del Centro Cultural Conde Duque (1993).
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