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OPINIÓN: Del 8-M a los ‘Cayetanos’ del Barrio Salamanca: la alegoría de las dos Españas
Cientos de personas se manifestaron en el barrio madrileño contra la gestión del Gobierno
Madrid |

Antonio Caballero

@DonAntonioCG

El Barrio de Salamanca no se ha visto nunca en una igual. Bueno, quizá sí: cuando España ganó el Mundial con aquel gol de Iniesta. Por aquel entonces, las banderas de nuestro país ondeaban en lo alto de un mástil. Este miércoles iban anudadas al cuello de cientos de vecinos y vecinas que, cacerola en mano, querían protestar contra el Gobierno de Sánchez e Iglesias.

Sus razones, más o menos coherentes, se perdieron en unas formas que demostraron que no están muy acostumbrados a estos ‘saraos’. Una falta de costumbre que los llevó a incumplir, por ejemplo, la distancia social que debemos mantener durante estos días -de, mínimo, 1,5 metros tanto en Vallecas como en Pozuelo-. Aunque, claro, ¿quién no ha tenido en cuenta en este confinamiento las diferencias de contagios entre el Norte y el Sur de Madrid?

Seguramente, muchos de los manifestantes de ayer creerían que no hay mejor protector ante el virus que el olor de un buen billete de 500 euros -si siguen existiendo-. Es la única forma de entender el desprecio latente hacia las normas impuestas por el Ministerio de Sanidad, que prohíbe, también, este tipo de reuniones en grupo.

Deja en evidencia a aquellos que criticaron el 8-M, un acto en el que se han escudado para pedir la dimisión del Gobierno

Cientos de ‘Cayetanos’ (como diría Carolina Durante) agolpados en las calles “ricas” de Madrid para protestar contra un “gobierno asesino” y un presidente, Sánchez, al que llamaron, repetidamente, “chorizo”: ¡ojo, que, de eso, algo deben saber! La estampa deja en evidencia a aquellos que criticaron la celebración del 8-M, un acto en el que se han escudado para pedir la dimisión del Gobierno de “ipso facto”.

Unas imágenes, las de ayer, que nos muestran, de nuevo, el vivo retrato de las dos Españas. Por un lado, aquella que hizo caso omiso a las recomendaciones internacionales y que, aún con ellas en la mano, decidió continuar con una manifestación que reunión a más de 100.00 personas por el Día Internacional de la Mujer. Por el otro, la España acomodada, que cree que es inmune a cualquier virus por vivir en una realidad paralela.

Tras ver las manifestaciones de unos y otros -incluyendo las caceroladas al Rey tan necesarias en estas semanas de crisis sanitaria- es necesario quedarnos con esas dos primeras semanas de Estado de Alarma en las que todo era consenso, porque, realmente, el virus consiguió “acojonarnos”. Ahí daba igual ser de derechas o de izquierdas. Ser pobre o rico. Ahí, realmente, todos fuimos españoles. Con o sin bandera en el balcón.