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La temporada navideña es una de las fases del año en la que más nos paramos a reflexionar. El tiempo con la familia, los amigos, las copiosas comidas o cenas, los reencuentros. La Navidad es ese momento de análisis sobre lo que hemos hecho a lo largo del año y lo que queremos hacer en el nuevo que se nos regala. Y pensamos, ¿cómo podemos ser mejores?
La respuesta a esa pregunta puede ser muy variopinta, pero en Soyde. tenemos una muy buena opción: donando vida. ¿Cómo? Donando sangre. Un gesto sencillo, que nos roba solo unos minutos y que para otras personas puede ser la diferencia entre celebrar una nueva Navidad, o no. Es duro leerlo, pero así es. Nuestra sangre, para otros, es casi imprescindible. Tan solo en la Comunidad de Madrid, entre 80.000 y 100.000 personas necesitan sangre anualmente.
Es por eso que hemos decidido conocer, de primera mano, qué trabajo lleva a cabo el conocido como ‘corazón’ de Madrid, o, en otras palabras, el Centro de Transfusión de la Comunidad. El lugar desde el que se distribuye (o ‘bombea’) la sangre necesaria a cada uno de los hospitales que nos atienden cada día. Conocemos, allí, a Rafael Peñafiel, enfermero que trabaja en el Centro y que nos acompaña a hacer una ruta por el proceso por el que pasa la sangre desde que la donamos hasta que se manda a un hospital.
Rafa, como pide amablemente que le llamemos, nos cita en la entrada del Centro. Allí, como donantes, tenemos nuestra primera parada. “Tanto si se dona por primera vez como si ya se ha hecho en otras ocasiones, se debe contestar a estas preguntas”, nos explica, enseñándonos un formulario a rellenar con cuestiones básicas como si hemos seguido algún tratamiento médico, vacunas o si hemos viajado fuera de la UE. “Hay que ser sinceros”, dice Rafa con una sonrisa, ya que esto condiciona nuestra viabilidad o no como donantes. Después de contestar, pasaremos a hablar con un sanitario que verificará nuestras respuestas, nos tomará la tensión y nos medirá el nivel de hemoglobina.
Rafael Peñafiel, enfermero del Centro: Madrid necesita, diariamente, 900 unidades de sangre
“Si todo está correcto, iremos a la sala de extracción”. Rafa nos guía. Llegamos a la sala y, allí, encontramos numerosas máquinas. Descubrimos que hay dos opciones. “Se puede donar sangre o donar aféresis”. Donar aféresis “permite separar directamente los componentes de la sangre en glóbulos rojos, plasma y plaquetas”, explica. Proceso que, en donación habitual, se hace en laboratorio.
Además, “en el caso de las plaquetas, al proceder de un solo donante (en donación habitual, se necesitan cinco para formar una unidad completa), son más adecuadas para pacientes muy delicados, como pueden ser los oncológicos o los niños pequeñitos”. La donación por aféresis, al ser más compleja, requiere de más tiempo. “El donante debe estar entorno a una hora donando”, cuenta, “mientras que, de la forma habitual, son unos 7 u 8 minutos”. No obstante, “es una hora muy productiva; puedes leer, ver la televisión o hablar con nosotros, que somos muy simpáticos”, dice riéndose.
Seguimos conociendo los rincones del Centro de Transfusión de la mano de Rafa, que nos enseña los laboratorios de Fraccionamiento, donde se separan los componentes de la sangre (la que no es donada por aféresis), las cámaras donde se mantienen a las temperaturas necesarias y, en el caso de las plaquetas, las máquinas que las mantienen en agitación continua. Estas últimas, además, “solo duran cinco días”, matiza Rafa, “es el componente que menos tiempo podemos conservar”, en contraposición con el plasma, que “se puede congelar durante tres años”. Un dato importante a destacar porque, quizá, se pueda pensar que la sangre ‘se almacena’ para cuando se necesite, pero no; caduca. “Es muy necesario que el flujo de donación sea constante”.
Por supuesto, la sangre que donamos pasa un control en el laboratorio de Serología. Rafa nos lo enseña. “Aquí, comprobamos la Hepatitis B y C, VIH y Sífilis”. En caso de que saliese positiva en alguna de las pruebas, “se informaría al donante, se destruiría la bolsa donada y se pediría a la persona que no donase, temporal o definitivamente”.
Continuamos hablando con Rafa y no podemos evitar preguntarle por los mitos que existen alrededor de la donación de sangre. “Aquello de que si tienes tatuajes o piercings no puedes donar no es cierto. No puedes donar si te los has hecho en los últimos cuatro meses. Si ha pasado más tiempo, puedes hacerlo sin problema”, aclara. En cuanto a la diferencia entre hombres y mujeres, “solo existe una”. “Los hombres pueden donar cuatro veces al año, mientras que las mujeres tres”. La razón es sencilla. “La menstruación”. Otros requisitos importantes son la edad, que ha de estar comprendida entre los 18 y los 65 años; el peso, que debe ser superior a 50 kg; y estar sano en el momento de la donación.
“La sangre es el alma de la sanidad”, confiesa Rafa, que justifica sus palabras en que “Madrid necesita, diariamente, 900 unidades de sangre”. Existen 50 puntos entre hospitales y unidades móviles donde se puede donar, “es muy fácil, de verdad”. Con eso nos quedamos, Rafa, porque nunca la frase hecha de “compartir es vivir” tuvo tanto sentido como hoy.