Dentro del panorama jurídico de nuestro país, un recurso contencioso administrativo permite a los ciudadanos protegerse de las decisiones de las administraciones públicas, como podría ser por ejemplo la Seguridad Social. Este recurso tiene como objetivo impugnar ciertos actos administrativos que sean considerados perjudiciales para los intereses de una de las partes. Te invitamos a conocer en qué consiste un recurso contencioso administrativo, cuando puede ser interpuesto, así como los plazos que deben respetarse.
El recurso contencioso administrativo es un tipo de procedimiento judicial que permite a los ciudadanos y empresas recurrir ante los tribunales las decisiones, actos o disposiciones dictadas por la Administración Pública que consideren que vulneran sus derechos o que son contrarias a la legalidad. Este recurso se presenta ante la jurisdicción contencioso-administrativa, que es la encargada de resolver las disputas entre la Administración y los administrados.
Es importante destacar que no todos los actos administrativos son recurribles ante esta jurisdicción. Sólo se pueden impugnar aquellos actos definitivos o de trámite cualificado, es decir, aquellos que ponen fin a la vía administrativa o que deciden directa o indirectamente el fondo del asunto, haciendo imposible continuar el procedimiento.
El recurso contencioso administrativo se puede interponer en algunos ande estos supuestos:
La legislación establece diferentes plazos dependiendo del tipo de acto o situación que se pretende impugnar:
Hay que tener en cuenta que el plazo para interponer el recurso es perentorio, es decir, no se puede extender. Si se presenta fuera de plazo, el recurso será inadmitido, lo que implicará la pérdida de la posibilidad de impugnar el acto.
El procedimiento del recurso contencioso administrativo comienza con la interposición del recurso ante el órgano judicial competente, que debe cumplir con ciertos requisitos formales. Una vez admitido a trámite, el tribunal puede acordar la suspensión del acto impugnado si se acredita que su ejecución puede causar perjuicios irreparables.
El proceso contencioso administrativo es principalmente escrito, aunque puede haber una fase oral si alguna de las partes lo solicita o si el tribunal lo considera necesario. Finalmente, el tribunal dictará una sentencia que puede confirmar, anular o modificar el acto impugnado, e incluso, en algunos casos, ordenar a la Administración que actúe de una determinada manera.
Interponer un recurso contencioso administrativo es un proceso complejo que requiere un profundo conocimiento de la normativa, así como de los procedimientos judiciales. Contar con asesoramiento especializado es fundamental para garantizar que se respeten todos los plazos y requisitos formales, así como para aumentar las posibilidades de éxito.
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