“El Martirio de San Andrés” regresa del Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio, donde se ha permanecido durante meses en una exposición retrospectiva sobre Pedro Pablo Rubens. Ahora regresa a su lugar en la capilla de la Fundación Carlos de Amberes en Madrid, tras su marcha el 16 de octubre del pasado año.
La exposición japonesa contó con un total de setenta cuadros del autor, de distintas épocas y museos de distintos países, incluyendo dos obras del Museo del Prado. Para trasladar estos cuadros es necesario contar con profesionales y herramientas adecuadas para que en este proceso los cuadros no sufran desperfectos. Charo Fernández García, de Roa Estudio, es la encargada de supervisar el traslado del “Martirio de San Andrés”. Este óleo mide más de tres metros de altura y cuenta con el marco original, pintado en el 1639, la última etapa del pintor.
El trabajo de traslado fue lento y minucioso trasladarlo, fue necesario separar el lienzo del marco, para lo que fueron necesarios doce personas. Además, se usaron paletas hidráulicas que impidieran las vibraciones y un embalaje construido según las normas de conservación de la obra, en la que tienen especial protagonismo termas como cambios de humedad y las vibraciones. El objetivo es no ocasionar ningún desperfecto en el óleo.
El gran viaje de un cuadro
A Tokio llegó desde la ciudad de Amberes, que rindió homenaje al pintor con una exposición y varios eventos. En la capital japonesa gozó de gran acogida, ya que es considerado uno de los mayores maestros de la pintura occidental.
Tras su largo recorrido, vuelve a casa sano y salvo gracias a la ayuda de los profesionales en conservación de obras de arte.