Carabanchel cierra la puerta a una nueva gasolinera. Vecinos de la calle Secoya reclaman al Ayuntamiento que suspenda la licencia de obras y piden explicaciones sobre una tramitación "realizada con ocultismo". Los promotores han extremado la precaución para que no transcendiera qué estaban construyendo sin preceptivo cartel informativo de las obras. La nueva gasolinera se está construyendo a solo 22 metros de los edificios del Pau Carabanchel y a 30 metros de una parcela que está reservada para futuros equipamientos educativos de primaria y secundaria.
Mientras los esfuerzos públicos deberían ir en el camino de la reducción del consumo de este tipo de combustibles, nuestras administraciones siguen favoreciendo la implantación desregulada de surtidores
Denuncian que se trata de un equipamiento comercial y especulativo que antepone la libertad de mercado muy por delante del bienestar de la vecindad, ya que en el barrio no necesitan una gasolinera. "Mientras todos los esfuerzos públicos deberían ir en el camino de la reducción del consumo de este tipo de combustibles, nuestras administraciones, local y regional, siguen favoreciendo la implantación desregulada de surtidores en la periferia, evitando legislar sobre las distancias de este tipo de instalaciones a las viviendas y los equipamientos públicos", critican. Además, señalan que lo único que va a hacer es incrementar el tráfico y la contaminación en la calle. Por el momento, los vecinos han conseguido ganar una pequeña batalla: paralizar las obras.