La lucha contra la oruga procesionario tomó un cariz más respetuoso con el medio ambiente allá por el 2016, cuando el Patronato decidió emplear el Bacilus thuringiensis como alternativa biológica a los insecticidas, dejando zonas testigo para comprobar los resultados. Lo cierto es que, desde entonces, el retroceso de la procesionaria ha sido cada vez más notable.
“La pasada temporada, el 95 % de la superficie del parque forestal, propiedad del Ayuntamiento de Majadahonda -243 has-, se trató con esta sustancia. En primavera sólo se han detectado 11 bolsas, una proporción mínima en comparación con otras zonas de la Comunidad de Madrid”, señala el Ayuntamiento de la localidad.
Los bolsones se han erradicado mediante la corta del nido, utilizando una plataforma elevadora. En los pinos más altos se han colocado trampas en el tronco, a modo de anillo, para impedir que las orugas alcancen el suelo.
Evitar el uso de químicos
El objetivo es eliminar el empleo de insecticidas químicos en la campaña actual. En la Zona de Disuasión y en el Gran Parque Felipe VI se han instalado casetas con una bolsa en su parte inferior en la que quedan atrapados los insectos. Estas trampas se han colocado de forma estratégica para abarcar la mayor superficie posible, atrapar ejemplares machos de oruga y conocer el grado de infestación.
Durante los meses de verano, se va a proceder a realizar un conteo periódico para estudiar la incidencia de esta plaga defoliadora del pino, que puede ser perjudicial para las mascotas y los seres humanos.