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¿Una residencia para niños de 2 años?
Cumple 20 años de funcionamiento el centro ORPEA Meco, en el que se organizan actividades intergeneracionales entre la residencia y la escuela infantil que lo integran
Meco |

Aunque a priori parezca que un anciano de 70 años y un niño de 2 no tienen nada en común, lo cierto es que el contacto intergeneracional es siempre un suceso enriquecedor, en el que los más jóvenes aprenden de los mayores y estos se contagian del entusiasmo de la juventud. Así lo notaron los trabajadores de la residencia ORPEA de nuestra ciudad, que durante sus horas de trabajo dejaban a sus hijos en una ludoteca en las instalaciones que, con el paso de los tiempos, se ha acabado convirtiendo en una escuela muy especial. ¿Por qué? Porque en ORPEA Meco, los alumnos comparten algunas actividades y el recreo con los usuarios de la residencia.

Lo que partió como un proyecto para determinar de que modo el contacto con niños podía influir en ancianos con deterioro cognitivo, se ha convertido en una asentada escuela infantil que ofrece su innovadora oferta educativa desde hace 20 años en nuestra ciudad.

Tal y como manifiestan desde la residencia, el contacto de los niños de entre seis meses meses y 3 años con sus "amigos mayores"- asignados al inicio de cada curso"- es enormemente beneficios para los mayores, pues estos se encuentran más motivados y alegres a la hora de realizar las actividades propuestas por los terapeutas del centro. Muchos de los ancianos que participan de este programa escapan, gracias a la alegría de los más pequeños, del aislamiento social al que muchas veces se ven condenados los más mayores.

Para los niños, indican desde ORPEA, también presenta beneficios esta iniciativa

"El cambio que se opera en los mayores las horas que pasan con los niños es impresionante. Les cambia la cara cuando entran y ven a los niños. Un perfil con deterioro cognitivo, al que habitualmente cuesta implicar en una actividad o que hable, encuentra en el niño el estímulo que necesita. El niño les transmite su energía, les impulsa a jugar, a moverse físicamente”, explica Cristina Pérez, una de las terapeutas de ORPEA sobre los beneficios que aportan los niños al mayor.

Empatía y entusiasmo

Para los niños, indican desde ORPEA, también presenta beneficios esta iniciativa - que se oferta de manera voluntaria entre los estudiantes del centro-, pues estos adquieren valores como la tolerancia o la empatía. Cabe destacar que los mayores llevan a cabo su programa de terapia ocupacional y fisioterapia y los niños las actividades de la escuela infantil, y que son en eventos semanales intergeneracionales cuando se cruzan las vidas de los grandes y los pequeños. "La actividad que se organiza resulta sencilla y adaptada a los mayores y a los niños, y siempre está guiada por nuestras terapeutas ocupacionales, que es quién realiza el seguimiento de los mayores y la evolución vinculada a esta actividad”, explica la directora de ORPEA Meco, Ester Pérez.

Los psicólogos de ORPEA afirman que “al interactuar con los más jóvenes, las personas mayores experimentan una sensación de bienestar emocional y físico, mejora su motivación, la autoestima y el ánimo”. Con este programa tratan de “fomentar este envejecimiento activo en los mayores integrándolos en las actividades de las generaciones más jóvenes” para “mantenerles al día de los cambios sociales y evitar la ‘desconexión social".