Pequeños objetivos, flores, retratos o arquitectura. 'Construcciones humanas' es un paseo por todo aquello que podamos llegar a imaginar, o a ver en nuestro día a día. Una muestra expositiva de la que podremos disfrutar en el Centro Cultural Villa de Móstoles (sala 2) hasta el próximo 12 de enero gracias a su autora, Carmen Varela.
Un paseo por el trabajo de la artista que permite que nos adentremos en su mirada al mundo, particular y realista, sin dejar a un lado la frescura y la energía positiva que desprende cada uno de sus trabajos. Más de 40 años de dedicación al arte avalan esta exposición, cuatro décadas en las que Varela se ha curtido en escultura y pintura enfocada a diferentes prismas.
Composiciones arquitectónicas y naturaleza se juntan en 'Construcciones humanas', donde la autora ha querido dar protagonismo tanto a los pequeños objetos cotidianos como a las propuestas en gran formato. Este paseo por el arte es, sin duda, la huella -muy resumida- que Carmen Varela le ha dejado como legado a la cultura.
Varela estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, pero lo que tiene más peso en su trayectoria es su formación autodidacta. Su obra ha recibido varios reconocimientos, entre los que destaca el Premio Adquisición Antonio López en Tomelloso, en 2014, o el primer premio del Certamen 'Miradas', en 2008.
La muestra 'Construcciones humanas' se podrá visitar en Móstoles de forma completamente gratuita
De su trabajo, dicen, es "realismo no exento de frescura", aunque ella no termina de comprender cómo puede una mirada tan "pegada a la realidad" mostrar, a la vez, tanta imaginación. Varela destaca que, por lo general, el público se sorprende por la luz de sus creaciones, aunque asegura que "lo único auténticamente personal que uno puede aportar al arte de este tiempo que nos ha tocado vivir es la mirada". Quizá sea ahí donde resida el encanto de 'Construcciones humanas', en la forma de mirar y no de ver.
"Si cada persona es u mundo", dice, "mis obras son mis mapas". Entre ellas, las esculturas, a las que considera los "signos de puntuación, acentos, comas y puntos suspensivos" de su vida. "Me interesa recoger el instante, el silencio. Mostrar la poesía que se encuentra en casi cualquier lugar".