Móstoles se ha convertido en una de las ciudades más asediadas por el coronavirus tras la aparición de nuevos casos. Los rebrotes se han dejado sentir especialmente en el Hospital Universitario de Móstoles, donde la séptima planta, antes dedicada a traumatología, ahora se dedica en exclusiva a pacientes con Covid-19. Un contexto adverso que se dificulta si el personal sanitario y los enfermos padecen temperaturas insoportables. “Aunque en otras plantas hace hasta frío, en la séptima estamos entre 29 y 31 grados de media”, aseguran los trabajadores del hospital a Soyde.
El aire acondicionado no funciona y, pese a las reiteradas quejas de los trabajadores, la dirección del centro no ha tomado aún cartas en el asunto. “Llevamos todo el verano comunicándolo a la dirección de forma verbal y escrita y no ponen solución”. La preocupación de los sanitarios va en aumento ante el riesgo que supone para su propia salud y la de los pacientes. “El otro día llegamos a 34 grados y una paciente que estaba con fiebre alta lo pasó especialmente mal”.
Ya no sabemos qué hacer. No nos suministran ni pulsioxímetros. Estamos con uno que compramos nosotros y uno que ha donado un médico
La falta de dotaciones ha llevado a los familiares de los ingresados a buscar soluciones ante la pasividad del Hospital Universitario de Móstoles. Muchos de ellos se han decantado por llevar ventiladores, “pero no se deben usar porque mueven el aire y el virus se propaga por vía aérea”, señalan.
Los trabajadores del hospital sostienen el termómetro que demuestra que trabajan a altas temperaturas