No hace falta mucho tiempo junto a ella, para darte cuenta de cómo es Sandra Aguilar. Cercana, humilde y soñadora. Su característica principal, una sonrisa de oreja a oreja que te cautiva, va creciendo poco a poco a medida que recordamos su paso por Río de Janeiro durante los últimos Juegos Olímpicos: “aún estoy asimilando la plata”, nos comenta.
Nos recibe en una mañana soleada de diciembre en la Residencia Joaquín Blume, donde día tras día se dan forma a tantos y tantos sueños de deportistas nacionales que el día de mañana nos llenarán de orgullo con sus medallas.
Estudiante y deportista
Con doce años, la Federación Española decidió darla la confianza necesaria para que demostrase su talento, entrenando en este Centro de Alto Rendimiento. Un lugar que no solo forma deportistas, sino que crea personas: “es difícil compaginar el deporte de élite con los estudios. Entrenamos muchas horas y tenemos que organizarnos muy bien para poder hacer las cosas que queremos y, aun así, nunca puedes, porque aparte de entrenar también estudiamos. Se nos queda muy limitado el tiempo de ocio, pero bueno, organizándonos bien se puede hacer de todo”.
Toda esa dedicación y trabajo la han llevado a ser un referente para miles y miles de niñas que están comenzando en la Gimnasia Rítmica. “La verdad es que es un orgullo poder ser el referente para todas esas niñas que empiezan o se inician en este deporte y en muchos otros. Todo sueño se puede cumplir y, en mi caso, se ha conseguido con esta medalla de plata. Sobre todo, animarles a que disfruten, que lo hagan con toda la ilusión del mundo y que nunca tiren la toalla”, expone Sandra, a la que gusta escuchar con una madurez cuajada por las competiciones y las entrevistas.
Una plata con sabor a oro
El 21 de agosto, Sandra, Alejandra, Elena, Artemi y Lourdes -las cinco componentes de la Selección Española de Gimnasia Rítmica-, hacían vibrar a un pabellón entero y llorar de emoción a todo un país. Tras veinte años, nuestro conjunto de rítmica volvía a subirse a un podio olímpico, conquistando una plata con sabor a oro: “fue una experiencia perfecta, cada momento era como sin ningún fallo, tanto entrenando como conviviendo en la Villa Olímpica y con la familia, con la que nos pudimos quedar unos días de turismo. Fue un viaje perfecto”.
Sandra era consciente, antes de viajar a Brasil, de la responsabilidad que suponía representar a nuestro país en una competición simbólica en España: “a diferencia de la experiencia en Londres, en los Juegos Olímpicos de Río sabíamos que si lo hacíamos bien, podíamos optar a medalla y no era presión, pero, quizá, sentías un poco más ganas de conseguirlo y, quizás, tanta ansiedad luego se nos volvía en contra. Pero creo que las 5 estuvimos en el momento perfecto, con la cabeza fría, centradas y disfrutando, que es lo más importante”.
Unas navidades mostoleñas
Entre risas, Sandra nos confirma que “la podemos considerar una mostoleña más”, a pesar de ser de Pinto. Nuestra Campeona creció, deportivamente hablando, en el Club de Gimnasia Rítmica de Móstoles, desde donde dio el salto a la Selección.
Quizá por ese motivo, la gimnasta elige “el Pabellón Joan Miró” como su lugar favorito de Móstoles, ya que, nos comenta, “siempre asocio el municipio con ese rincón, porque es donde medio empecé y, junto con mis compañeras del club, vivimos momentos muy buenos, risas, llantos, también. Y creo que es un sitio referente para mí”. Sandra no olvida sus raíces y, por ello, estará presente en la fiesta que el club prepara para cerrar el año 2016 con varias exhibiciones.
Un año dorado
La gimnasta no quiso desaprovechar la oportunidad para “desear una Feliz Navidad a todos los mostoleños y mostoleñas, que tengan salud, trabajo. Lo más importante, disfrutar con la familia, con los amigos, y que tengan un año de oro como yo”.
No sabemos si ese año de oro será por los diferentes metales que logrará nuestra deportista durante el 2017 o por la despedida que ha tenido este 2016, siendo una de las burbujas del anuncio de Freixenet: “es una gran ilusión poder representar uno de los anuncios más importantes de la Navidad”. Y la entrevista se cerró como había empezado minutos antes: con una sonrisa.