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Antonio Caballero/@DonAntonioCG

El 4 de noviembre, el seleccionador nacional de la Sub-21 española de fútbol sala, Albert Canillas, hacía oficial la lista de 14 jugadores convocados para disputar dos amistosos contra Portugal. Las reacciones no tardaban en aparecer a través de las redes sociales, felicitando a los elegidos por el técnico catalán. A esa misma hora, Toni Escribano recibía un WhatsApp de un amigo. “Me dio la enhorabuena y yo pensaba que era porque habíamos ganado el fin de semana anterior”. La llamada de su padre, minutos más tarde, le descubriría su error. Una vez más, el mostoleño representaría a España.

Entrar en los planes de Canillas no hace más que reforzar la idea de que en Móstoles estamos disfrutando de uno de los talentos jóvenes de nuestro fútbol sala, un jugador llamado a marcar una época en el panorama nacional. Pero él vive alejado de todo ello, vive en un clima de tranquilidad que le permite seguir avanzando sin perder la cabeza.

No lo hizo, por ejemplo, este pasado verano, cuando las llamadas de otros clubes no dejaban de sonar en su móvil: “el fútbol sala me parece súper importante, pero lo primero que tengo en mi cabeza es la carrera”. Toni está inmerso en el tercer curso del grado de CAFyD, una prioridad que le ha frenado para dar un salto que parece inevitable. Este verano, antes de que supiésemos que el Ciudad de Móstoles estaría en Segunda división, resultaba lo más coherente, pero una visita de Santa y Jorge de la Cruz a su casa le frenaron.

El destino ha querido que, tras aquellas dudas, Toni, junto al resto del equipo, esté disfrutando de una temporada espectacular en la segunda categoría del fútbol sala nacional. Los de Santa se encuentran en mitad de tabla y siguen sorprendiendo a los expertos. “Nuestro objetivo es salvarnos y a ver si el año que viene podemos competir más”, nos cuenta el cierre mostoleño, que se emociona al pensar en un futuro en Primera con su Móstoles: “sería mi primer sueño porque llevo jugando allí desde que tenía 4 o 5 años”.

Un regalo de Reyes anticipado

El Ciudad de Móstoles tendrá la oportunidad de enfrentarse al Inter Movistar en el Pabellón Villafontana en la primera ronda de la Copa del Rey. “Para nosotros va a ser disfrutar de ese partido. Su pensamiento va a ser ganarlo y nosotros iremos a complicárselo lo máximo posible y que, si tienen que ganar, que por lo menos lo tengan que sudar”, afirma Toni. Enfrente tendrá a jugadores como Ricardinho, del que, entre risas, espera “que me vacile”.

Puede ser la única y última vez que el portugués visite Móstoles con la camiseta del Inter, ya que se despedirá de Torrejón al acabar la temporada. Pero Toni Escribano destaca a otros dos jugadores interistas: “Gadeia, que me parece un portento físico y de los que mejor están para mí; y Carlos Ortiz, que juega en mi posición y es un referente porque lleva muchos años en la Selección Española, es el capitán y es muy importante”.

En el vestuario mostoleño hay “peleas” por quedarse con la camiseta de Ricardinho o de Carlos Ortiz, pero eso llegará tras un partido que se jugará en un Villafontana que se quedará pequeño. La casa del Ciudad de Móstoles será clave para meter miedo a los torrejoneros: “siempre nos están animando y ves en la grada a familiares, amigos y, al final, es como una pequeña familia, pero en grande”.

Recoger los frutos

Todo lo que le está ocurriendo al Móstoles esta temporada es fruto del trabajo realizado durante los últimos años. Un trabajo en el que ha sido protagonista el míster, Santa, del que Toni nos cuenta que, a pesar de ser “muy estricto y tener mucho carácter”, afirma que “es un entrenador muy bueno”. De él aprende para llevar a cabo una labor que, cada vez, le apasiona más. Toni es entrenador del Alevín B del Ciudad de Móstoles y segundo entrenador del Cadete A, junto al 'capi' del primer equipo, Jorge.

“Aprendes un montón de los niños”, nos comenta, aunque reconoce que no se ve, en un futuro, como entrenador: “yo creo que no soy tan bueno. Tengo los conceptos, pero me cuesta trasmitirlo”. Palabra de un chico de 21 años con que está llamado a marcar el futuro del fútbol sala en España.