A veces pienso la oportunidad que está dejando pasar Netflix, porque lo que pasa en Móstoles bien podría generar una magnífica serie, en plan Paquita Salas versión política.
El gobierno municipal que tenemos parece empeñado en poner una alfombra roja (azul, más bien) a las derechas en 2023, fruto de la mala gestión y peor gobierno, más preocupado en hacer amnistías fiscales de muy dudosa legalidad a empresas privadas que en remangarse para solucionar los problemas de Móstoles, que no son pocos.
Nuestro grupo, empecinado en lograr sacar adelante medidas concretas, alcanzó acuerdos para los presupuestos 2020 y 2021, que se traducían en inversión en vivienda pública, puesta en marcha de la oficina de rehabilitación energética (materia protagonista de las propuestas para los fondos europeos del gobierno de España), construcción del centro cultural y juvenil del PAU-4, creación de un servicio público de alquiler de bicicletas como el existente en Madrid o Valencia, un nuevo District-Heating de calefacción en red con energías renovables y el aumento de la inversión en políticas sociales.
Habría que esforzarse mucho para hacerlo peor
La evaluación de lo cumplido no puede ser más desoladora: de los 4,2 M€ acordados entre los dos años para vivienda pública y social, el gobierno de Noelia Posse ha ejecutado 0€. Del centro cultural y juvenil del PAU-4 nada se sabe. La oficina de rehabilitación, ni está ni se la espera; ni el servicio de alquiler de bicis, ni el District-Heating, ni nada.
Vamos, que podemos calificar sin temor al gobierno de Móstoles de gobierno ni-ni.
Habría que esforzarse mucho para hacerlo peor. Mejor no les tentemos: parecen capaces.