Querido Juan, los que te conocemos sabemos de tus habilidades para la política, también sabemos que eres un poco cagón y que, a regañadientes, te has sometido a la disciplina de partido, no porque compartas el fondo de sus órdenes, sino porque no te atreviste claramente a sacar la cabeza del tiesto de la mierda y decir lo que a todas luces era una fechoría. Bueno, una no, tú me entiendes... ¡un cubo entero!
Tu temor y cobardía estaban peleando con tu buen fondo socialista.
Hoy, una vez ya castrado políticamente hablando, la reflexión es sencilla: ¿a cambio de qué?
¿Tan fuerte ha sido la amenaza?
¿Tanto dinero te han dado?
¿O quizá dejar en paz a tu familia?
¿Qué pasó aquella noche antes de tu dimisión? ¿Cómo fueron las presiones y amenazas?
Evidentemente el malvado no eres tú, sino más bien la víctima. Es como en una violación que, una vez hecha, debe ser tal el shock de ver cómo tus compañeros, los violadores de tu dignidad, parlotean a tu familia para recomendar sobre tu futuro... ¿Qué debes sentir? ¡Pánico!
¡Yo también lo sé amigo!
¡Claro que no es lógico!
¡Claro que no es legal!
¡Claro que no es para sentirse orgulloso de los que dirigen tu partido!
Pero, ¿sabes?
Si no lo combates, te jodes, y llegados aquí, no solo te dañas a ti mismo, que sé que eres honesto y listo, sino que dañas a toda la sociedad, incluidos los verdaderos socialistas. Eres cómplice de un Gobierno que pone candidatos y los quita como si fuesen peones de un ajedrez, el jefe manda y a la democracia, que debería ser la base de la política de tu partido, ¡que la den por culo!
Ni un solo voto avala a Oscar López, es la filia al terror quien le alza al poder.
Total, tras romper la Constitución con una amnistía no votada por los ciudadanos, ahora ser cómplice silencioso de esto es una bobada, ¿verdad, Juan?
¿Qué militante ha votado a Óscar?
¿Sabes lo peor? Esto es un boomerang, hoy proteges a tus hijos de lo que mañana será su condena total. Si los demás logramos que no sea así, sobre tu conciencia siempre estará la culpabilidad por tu cobardía.
¡Ojo! No te puedo juzgar por esto, el enemigo es muy poderoso y realmente es aterrador. A mí alguien me llegó a decir que era fácil que apareciera un paquete de cocaína en mi coche en algún control rutinario.
Ojalá seas valiente, aún estás a tiempo de despertar a Fluffy y proteger la piedra filosofal.
¡La que tú deberías defender casi con tu vida!
Y no hablo de España, sino de la verdad en la política y, por supuesto, la libertad. ¡Ser honradamente libre!
¡Animo, que tú puedes!
Destapa la caja de los truenos y échale ovarios a los cojines.
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