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La presidencia del Consejo y los negociadores del Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo provisional sobre la ley de inteligencia artificial. Si me preguntáis por mi opinión, os diré que se ha hecho rápido, corriendo y mal. Me alegra que se hayan dado cuenta de que la inteligencia artificial es la gran esperanza de la humanidad porque las máquinas tomarán decisiones sin los sesgos o malas intenciones que caracterizan a los humanos. Eso sí, creo que es muy importante que regulemos y pongamos el foco en los criterios que se van a seguir para programar la IA.
La inteligencia artificial va a avanzar mucho en los próximos años y nuestros políticos deben tomárselo en serio. Tengo que decir que, leyendo el borrador de esta ley, he llegado a la conclusión de que lo que más protegen nuestros dirigentes es su modus operandi, con la única motivación de que la inteligencia artificial no les afecte directamente y no pueda crear noticias falsas o ridiculizarles.
Los sistemas de vigilancia biométrica o reconocimiento facial integran uno de los puntos más comentados de esta norma por, supuestamente, permitir una supervisión y control estatal que puede suponer una merma de los derechos de los ciudadanos. Y yo me hago una pregunta: si la Unión Europea busca preservar nuestro anonimato y garantizar nuestra libertad, ¿por qué motivo hace un euro digital? Es un asunto muy complejo del que hemos charlado largo y tendido. ¡Haz clic en el play!
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