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Yolanda Díaz, la vicepresidenta del Gobierno, ha visitado a Carles Puigdemont en Bruselas. En mi opinión, es una línea que no se debería haber cruzado porque se ha saltado la separación de poderes, una de las bases de nuestra democracia, con este encuentro. ¿Por qué no deja trabajar a la justicia de su país?

Imaginad que Puigdemont fuera un asesino y un periodista le hiciese una entrevista. La justicia le pregunta por su ubicación y el periodista se niega a desvelarla. La Unión Europea ha aprobado una ley que va a permitir que ese profesional pueda ser espiado por el bien común de los ciudadanos. Ya veo que no todos somos iguales y que no somos juzgados de la misma forma.

Es evidente que hay que solucionar el conflicto catalán, pero esta no es la manera. Tenemos que tender a cohabitar e integrar nuestras capacidades. Creo que un referéndum legítimo hubiera solucionado este problema hace mucho tiempo, pero este no es el momento de plantear la pregunta a la sociedad catalana. Ahora mismo votarían bajo una gran falacia porque no conocen la verdad de lo que significa ser independientes, ni sus consecuencias. Conocen solo una parte, aquella que, durante tantos años, la élite catalana ha construido en contra de los intereses generales de todos los españoles, incluidos los catalanes.

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