“Perdona, hermano”. “Lo siento, tío”. “Tranquilo, que yo te respeto”. Son muchas las frases de este tipo que podemos escuchar en cualquier fiesta en la que un hombre decide disculparse con la compañía masculina de la mujer a la que estaba acosando o con la que estaba teniendo actitudes que, desde luego, ella no deseaba ni consentía. Muchos disfrazan este gesto de hermandad o camaradería, de pacto entre caballeros, pero no es más que machismo. De hecho, si eres una mujer ya habrás comprobado como los hombres de la sala se comportan de manera distinta cuando vas a acompañada de amigos, familiares o de tu pareja. No necesitan conocer la relación que guardas con ellos, ya que lo único que importa es que por el hecho de ser hombres son leídos desde una posición de superioridad con respecto a nosotras, a quienes nos relegan a un lugar circunstancial, de complemento, que solo se entiende supeditado a la compañía masculina.
Hace unos días yo misma viví una situación así. Mi amiga y yo caminábamos entre la gente mientras veíamos un concierto y al pasar junto a un grupo de chicos, estos empezaron a darnos toques en la espalda y a hacer ciertos comentarios. ¿Pararon cuando nos dimos la vuelta y les hicimos saber que no aprobábamos aquello? Lo cierto es que solo lo hicieron cuando comprobaron que, junto a nosotras, había hombres que nos acompañaban. Esto es solo un ejemplo, pero hay otros igual de claro, como cuando un chico intenta entablar conversación contigo con algún tipo de interés y al enterarse de que tienes pareja y de que está presente, se lanza a pedirle perdón a él para demostrar esa falsa lealtad entre hombres y dejar ver lo interiorizado que tienen el concepto de propiedad sobre de nosotras. También ocurre con conocidos con los que puedes pasar un buen rato en cualquier momento, pero que ni siquiera te saludarían si coinciden contigo en un bar y vas con tu pareja.
En definitiva, todas estas situaciones son muestra de los modelos que imperan en las relaciones entre hombres y mujeres. Es cierto que las nuevas generaciones avanzan hacia la igualdad, pero todavía siguen generándose contextos en los que es muy sencillo percatarse de lo necesario que es deconstruir el ideal femenino heredado y la representación de la mujer en la sociedad que reproduce el sistema patriarcal.
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