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Otra dulce derrota, otra amarga victoria
El PSOE aguanta el tipo mientras que el PP sube más lento de lo que sus dirigentes querrían
Nacional |

Se acabó la fiesta de la democracia y nuevamente los partidos políticos hacen las lecturas más beneficiosas para sus intereses particulares. Hoy habréis leído, oído, visto numerosos análisis electorales en los que parece que todos han ganado y casi nadie ha perdido. Lo cierto es que la foto de este domingo 9 de junio es muy parecida a la que obtuvimos en julio del año pasado.

En las elecciones generales del 23 de julio de 2023, el PP ganó las elecciones con el 33,05% de los votos mientras que ahora se ha hecho con el 34,20% de los comicios. Su aspiración hace tan solo unas semanas era obtener un resultado tan contundente que el presidente del Gobierno se viera obligado a convocar nuevamente elecciones y tener otra oportunidad de sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Los populares, viendo los tracking internos, recogieron cable y dos días antes de votar se conformaban con empatar el partido. Así que el resultado les sabe a gloria aunque desde fuera se ve como una amarga victoria. No habrá ruido interno para Feijóo y seguirán en su línea de acoso y derribo a un Gobierno que parece que más débil de lo que realmente es. Pero tampoco está en manos del PP tumbar este Ejecutivo.

El PSOE sacó fuerzas de flaqueza en las generales y salvó los muebles con el 31,7% de los votos que le permitieron seguir en Moncloa con el apoyo de independentistas y de los partidos a su izquierda. Ahora, a regañadientes, aceptó el reto del plebiscito que planteaba el PP y se movilizó como siempre hace para evitar la catástrofe. Nuevamente lo hizo, tirando de lo que le funcionó el año pasado: el miedo a la ultraderecha que es lo que más moviliza a su electorado. Objetivo cumplido porque cosechó nuevamente una dulce derrota. Quedó segundo, a más distancia que el año pasado, pero sus 20 diputados es un tesoro viendo lo que sucede en el resto de Europa. Ahora Teresa Ribera está llamada a ocupar altas responsabilidades en la nueva Comisión Europea surgida de las urnas. La aún ministra compartirá gestión con los populares y con los liberales y hará frente a las crecidas ultraderechas.

En el tercer escalón del podio electoral sigue Vox, como en Julio de 2023, con 1,6 millones de votos. En esta ocasión, los de Abascal se quedan por debajo del 10% de los sufragios y parece que los ultraderechistas españoles se quedan inconformes como esperaban más. Eso sí, ellos defienden que han subido 3,31% respecto a 2019 por lo que tienen donde agarrarse para mantener el optimismo. En Europa, les esperan sus "hermanos" de partidos políticos que quieren una UE muy distinta a la que conocemos, piden menos Europa y más nacionalismos, algo incomprensible en estos tiempo de globalización.

La sorpresa de la noche vino de la mano de la estrafalaria oferta electoral de Alvise Pérez y su invento de "Se acabó la fiesta". No sabemos para quien acaba la fiesta, pero sí para quien comienza: para este agitador "vendehumos", defensor de teorías absurdas y esparcidor de bulos que ha conseguido convencer a más de 800.000 personas en nuestro país de que él es la respuesta para los enormes problemas a los que nos enfrentaremos en los próximos años. Y para comenzar con buen pie, el futuro eurodiputado se fue a una conocida discoteca madrileña a comenzar su fiesta rodeado de sus amigos. Posiblemente disfrutasen de la primera barra libre de las muchas que tendrán en el próximo quinquenio, todo pagado por nuestras instituciones europeas.

A la izquierda del PSOE las aguas andan revueltas. Es hora de encender todas las alarmas. Sumar se la pegó y es el máximo derrotado de estos comicios. Los de Yolanda Díaz superan por poco a Alvise y con tan solo 3 eurodiputados quedan a mucha distancia de sus objetivos. Por debajo quedó Podemos con Irene Montero que llegó al 3,28% de los votos para hacerse con 2 actas parlamentarias. La suma de Podemos y Sumar queda muy lejos del 10.07% que consiguieron los morados hace cinco años. La reacción ha sido inmediata y Yolanda Díaz ya ha abandonado sus cargos orgánicos en el partido.

Ahora, sobre el papel, tenemos tres años de relax electoral, sin comicios a la vista, tiempo que los partidos podrían aprovechar para rearmarse ante futuras batallas. El PSOE es lo que buscará, con permiso de Puigdemont, que es la gran espada de Damocles. El PP seguirá intentando moverle la silla al Presidente del Gobierno y para eso no dudará en utilizar todo su poder a nivel regional y municipal. Y esperará que la derivada judicial sume para su causa.

Pero donde tienen mucho trabajo por delante es en el espacio a la izquierda de los socialistas. Si no recomponen fuerzas es lo que llevará al PSOE a la oposición. Todos estos supuestos, obviamente, pueden saltar por los aires en cualquier momento y quien sabe si a la vuelta del verano nos convocan nuevamente a las urnas, por eso habrá que estar muy pendientes al arranque de la legislatura en Cataluña y a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado.

Pero todo eso, será otra fiesta.

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