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Bromas de mal gusto
Las novatadas son solo una muestra más de lo malos que podemos ser los humanos
MADRID |

Querer formar parte de un grupo nos lleva a hacer cosas que no queremos, sobre todo si se junta el estar lejos de casa, de nuestros amigos y de lo que conocemos. Cuando ese sentimiento de falta de pertenencia se utiliza para hacer daño surgen las peores novatadas, que, en vez de ser una manera de integrar se convierten en una manera de hacer daño a los más débiles, tenemos un problema.

Las novatadas son una tradición de nuestro país, con las que, en principio, se pretende romper el hielo y hacer que los estudiantes se conozcan en un ambiente distendido. Pero cada vez más, estas pruebas se les van de las manos a quienes las idean y rozan el acoso para quienes las sufren.

Por ello, el pasado año se puso en marcha la Ley de Convivencia Universitaria, con las que se considera falta muy grave y motivo de expulsión la realización de estas bromas.

La cuestión es que cada año se repiten. La típica historia de "a mi me lo hicieron pasar mal, así que se lo hago a otros", o "me siento más fuerte y más importante por acosar a los demás". Porque no dejan de ser eso, un acoso a quienes son más débiles.