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Después de miles de campañas, después de hacer actos institucionales condenando la violencia en los campos, después de educar en los colegios y en los clubes. La violencia vuelve a ganar el partido.

Personalmente no comprendo dónde estamos fallando como sociedad para que los estadios sean un sinónimo de terapia, pero terapia tóxica. No sé cómo permitimos que los estadios sigan viéndose como un espacio donde todo está permitido. Todo vale desde insultos hasta agresiones. Contra jugadores, árbitros y aficionados. Da igual, todo vale por “defender” a tu club.

Lo siento, me planto. Nos plantamos. ¿Qué imagen queréis dar? Me gustaría preguntar a todos aquellos que se consideran amantes del deporte que valores representa el deporte para ellos, porque lo que ellos representan sería todo lo contrario.

Debemos preguntarnos qué imagen queremos proyectar al mundo y qué ideales queremos transmitir a las futuras generaciones. Porque lo que representamos en los estadios debería reflejar lo mejor de nosotros mismos, no lo peor.

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