Después de haber seguido un pleno más que interesante, hoy, en la Asamblea de Madrid, siento que el titular de mi columna se lo lleve esta semana el portavoz del grupo popular. Carlos Díaz Pache ha asegurado que Madrid es una región "sin arraigo". Creo que se equivoca o, al menos, yo no entiendo lo mismo que él por sus palabras.
Los madrileños estamos tremendamente orgullosos de serlo, los que lo somos de siempre y los que lo son de hace nada. El arraigo de muchos madrileños viene de casi todas las regiones de España y de muchos lugares del mundo, es cierto, pero también hay madrileños con mucho arraigo.
En mi familia siempre han sacado pecho por ser "de Alcalá de toda la vida". Generaciones y generaciones de alcalaínos (y por tanto, madrileños) me preceden y me hacen sentirme orgullosa de una ciudad y una región en la que cuesta mucho vivir, pero también nos da muchas oportunidades.
Pensar en la diversidad de Madrid también es pensar en todos los que han venido de fuera, pero también en los que ya estaban. Todos hacemos cambiar nuestra región cada día y formamos parte de la grandeza de una comunidad que es motor de España y ejemplo para todas las demás, aunque algunos nos tengan tirria.