La Comunidad de Madrid, por decisión única y personal de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, entrega al presidente de Argentina, Javier Milei, su Medalla Internacional, una condecoración que, sobre el papel, reconoce "a los representantes de los países extranjeros y máximos dignatarios de organismos internacionales en visita oficial por su labor institucional".
El diputado socialista, Patxi López, ha dicho estos días que la concesión de esta medalla es solo "por jorobar" y no le falta razón. Pero Ayuso no solo lo hace para que rabien los "zurdos de mierda" a los que tanto odia, sino para premiar a uno de los insultadores oficiales del presidente Pedro Sánchez. Dice el refrán que "Dios los cría y ellos se juntan" y precisamente eso es lo hacen estos dos representantes políticos unidos por su animadversión a todos los que no piensan como ellos.
La lideresa de la fruta y el "león" latinoamericano, con permiso del gran líder supremo Donald Trump, pugnan por convertirse en los líderes mundiales del neo ultra liberalismo que avanza por el mundo. Se presentan como los adalides de la libertad mientras defienden un sistema social en el que el implacable mercado pone a cada uno de los mortales en el lugar que considera justo. Enemigos acérrimos del Estado, de la regulación del caos, apuestan por una sociedad capitalista arrodillada a las empresas y al gran poder del dinero. Y no dudan en sacar su motosierra para tratar de segar los pilares del Estado del Bienestar. Les molesta las estructuras públicas que nos protegen a todos y no pararán hasta liquidarlas si no les frenamos antes.
Javier Milei no merece ningún reconocimiento por parte de la ciudadanía madrileña porque nada ha hecho para ello. Es el legítimo representante de los argentinos, recordó la presidenta regional, pero también lo es Pedro Sánchez y eso no impide a la madrileña y al argentino insultar cada vez con mayor escarnio al presidente del Gobierno de España. Lo único que ha hecho el león argentino, de momento, es sacar una motosierra para dejar a su país seco, mandar a la calle a cientos de trabajadores de un día para otro, devaluar la moneda, pisotear los derechos de los trabajadores, amenazar con sacar al ejército frente a los que se atrevan a protestar y poner en marcha una política económica que más parece un experimento sociológico que un plan con unos mínimos objetivos. Ni el mismo sabe donde va ni adonde quiere llevar a su país. Milei no es un dirigente modelo por nada, más bien al contrario. Es un mandatario que si destaca en algo es en proferir insultos.
Pero desde ahora los madrileños tendremos que llamarle excelencia a Milei y rendirle pleitesía porque así lo quiere nuestra lideresa Ayuso, esa que dice de los demás que son autócratas. Ningún dirigente de ninguna administración pública española recibirá al presidente Argentino, ni siquiera aquellos gobiernos autonómicos en los que el PP gobierna con Vox, partido que venera casi tanto como Ayuso al argentino, a quien han convertido como su modelo a seguir.
Milei podrá lucir en su solapa esa medalla, añadir en su currículum que Madrid le rindió homenaje y que nuestra región le trata con altos honores. También Ayuso puede presumir de ser Alumna Ilustre de la Universidad Complutense de Madrid. Pero ninguna de esas distinciones son merecidas y ellos lo saben.