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La política actual no es para lobatos
El PSOE vuelve al principio del camino y deberá comenzar un nuevo proyecto... por enésima vez
MADRID |

El pasado 27 de noviembre Juan Lobato decidió dimitir como secretario general de los socialistas madrileños, un cargo que ha llevado con intensidad y mucho trabajo. Su objetivo en los cerca de tres años de recorrido al frente del PSOE de Madrid fue conformar un proyecto que sacara del pozo de la indiferencia a un partido que lleva décadas sin ofrecer a la ciudadanía una alternativa real al Partido Popular. Una tarea mayúscula y que cada vez se ve más como una quimera ante la ingobernabilidad de una federación en la que muchos se conforman con repartirse las migajas de la derrota en la contienda electoral.

Lobato iba por el buen camino. Llegó al liderazgo del partido después de ganar unas primarias a Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada, con un 60% de los votos de la militancia. Y se encontró un partido que era como el cuadro de una vieja bicicleta oxidada al que le faltaban los pedales e incluso las ruedas. Quiso recuperar ese vetusto cuadro, le puso pedales y ruedas a la cosa y cuando parecía que el PSOE de Madrid empezaba a rodar, se partió nuevamente la bicicleta. Ahora vuelta a la casilla de salida. Mientras tanto el PP compite con una moderna bici eléctrica y ahora mismo es imposible de alcanzar.

En esa tarea de reparación, Lobato siempre tuvo que sortear las dificultades porque muchas veces tuvo al enemigo en casa. Pero poco a poco fue ganándose a la militancia. En el plano orgánico, llegó con ideas revulsivas para regenerar la vida de las Casas del Pueblo socialistas. Prometió realizar mesas sectoriales abiertas a la militancia y a la ciudadanía cada dos meses, y lo hizo; prometió recorrerse las agrupaciones, y lo hizo; prometió crear el Consejo de alcaldes, y lo hizo; prometió contar con todos, y lo hizo.

Sin embargo, aunque él contaba con todos, no todos contaron con él. Sirva como ejemplo el último movimiento de más de una decena de alcaldes socialistas de la región que crearon la denominada Comisión de Alcaldes para llevar a la Asamblea una Iniciativa Legislativa pidiendo la modificación de la Ley del Suelo para que las ciudades puedan declararse zona de mercado residencial tensionado. Ninguno de estos regidores se acordó de su secretario general y portavoz en la Asamblea, ni siquiera para la foto.

Hace poco más de un mes, tuvimos a Lobato en nuestros estudios de Televisión Digital de Madrid y nos explicó de primera mano cómo es su concepción de la política. Sobre su partido, cuando ya se oía el nombre de Óscar López para sustituirle, dejó claro que se encontraban ante un cruce de caminos en el que debían elegir entre hacer lo de siempre o apostar por recorrer un camino nuevo: "No ha habido cuatro años seguidos en las últimas décadas en el PSOE de Madrid con el mismo portavoz y secretario general. Esto la gente lo ve y dice 'ayer estaba este, hoy le han matado y han puesto a este otro' y la gente cree que esto es una trituradora de carne. Eso no demuestra seriedad ni compromiso. Mi propuesta es que nos vean que esto va en serio. Y eso genera confianza, que vean que apostamos de verdad". A estas horas, parece que los dirigentes de Ferraz han vuelto a elegir y ya preparan el desembarco del ministro de Transición Digital.

En el plano institucional, Lobato ha demostrado también su forma de hacer política. Siempre ha dicho que no quiere destruir a su adversario político, que no quiere entrar en guerras de trincheras. Siempre entendió que su cometido como portavoz parlamentario era fiscalizar la labor del Gobierno Regional y, al mismo tiempo, ofrecer sus alternativas. Por eso en todo este tiempo presentó sus diferentes proposiciones: El Pacto por la Salud, para recuperar nuestra deteriorada sanidad, sobre todo tras la pandemia; el pacto por el Transporte Público, con un bono transporte a un precio máximo de 30 euros para recorrer la Comunidad de punta a punta; el pacto fiscal, para reducir los impuestos al 90% de los ciudadanos y para hacer que las potentes empresas radicadas en Madrid paguen lo que deben; el pacto por la Educación, con propuestas como la de los colegios abiertos; el pacto para fortalecer los servicios sociales, con becas de comedor gratis para familias con rentas de menos de 35.000 euros. Además, ofreció propuestas para ayudar a los autónomos, un plan de vivienda para jóvenes, un plan de Formación Profesional o un plan de Ahorro Energético.

A pesar de todas esas propuestas, algunos en su partido le acusaron de ser "poco de izquierdas", de no tener un proyecto reconocible "nítidamente de izquierdas" y por eso nunca le apoyaron. Está claro que los tiempo políticos que corren, no están pensados para Lobatos. Quizás en el futuro esto cambie.

Ahora, Lobato ha decidido dimitir ante lo que definió como "un linchamiento" de sus propios compañeros. Y su polémico paso por la notaría está siendo analizado por el juez del Tribunal Supremo, Ángel Hurtado. Como si de un árbitro del VAR se tratara, el magistrado trata de averiguar si Lobato tuvo el famoso mail del abogado de Alberto González Amador después de que se publicara o se lo pasó Moncloa directamente.

A la espera de lo que ocurra en el Congreso Federal, quien sabe si Juan Lobato está siguiendo el Manual de Resistencia de Pedro Sánchez y decide presentarse en las primarias agarrándose al apoyo de la militancia, frente al aparato de Ferraz. O si estamos ante una retirada táctica... para postularse en el futuro del post sanchismo. Lo veremos.