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Más de doscientos muertos. Cientos de desaparecidos. Miles de familias sin futuro, sin casa, sin vida; pero oye: ¿nos ponemos el Atleti-Las Palmas? Tierra llamando a La Liga. Sin respuesta.
Dicen los máximos representantes de la liga española que el mejor mensaje era no parar. Dicen desde la comodidad de los sofás de La Liga que no tiene que ver con la saturación del calendario; tiene que ver con las consecuencias de detener por completo una industria tan grande como el fútbol porque, obviamente, el gigante futbolístico no podía permitirse echar el freno y arrimar el hombro, pisar tierra y llenarse de fango hasta las orejas.
¿Sabéis quienes si se detuvieron? Cada una de la vidas arrebatadas y los futuros inciertos de todos los vecinos que han visto como el trabajo de toda una vida se quedaba en el lodo. Decían el exfutbolista italiano Sacchi que "el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes"; una vez más ha quedado demostrado.
La crueldad de las imágenes tras el paso de la DANA hablan por sí mismas, pero ninguna de ellas hizo revolver la conciencia de La Liga. Si lo hicieron los diferentes entrenadores y jugadores, incluso algunos de ellos como Soldado o el actual jugador del Osasuna Rubén García no dudaron en colgar las botas para achicar agua.
No fueron ni una ni dos las estrellas del fútbol que en rueda de prensa reconocieron que no entendían el motivo de jugar esa jornada: desde el Cholo hasta Iago Aspas. Entiendo que parar las rotativas es complicado, pero si hubo tiempo para decidir que si se iba a jugar, ¿por qué no se pensó en hacerlo pero con un fin solidario? Todo lo recaudado para los damnificados, no es una idea tan arriesgada; pero imagino que se resiente en los bolsillos de algunos.
España no estaba para jugar al fútbol, al baloncesto ni a nada. España estaba con la mirada puesta en el cielo y la cabeza sobre el barro. Menos estrellitas y más palas.