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Repite conmigo: no se opina de cuerpos ajenos. Deberíamos tatuarnos a fuego esta máxima y recordarla cada vez que vayamos a comentar el aspecto de alguien, pero, lamentablemente, suele suceder justo al contrario. Vivimos en una sociedad en la que campan a sus anchas quienes juzgan, señalan y critican el físico del que tienen al lado, especialmente si se trata de una mujer. Hay comentarios que, bajo la premisa de no ser expresados con mala intención, se lanzan a cuchillo y sin pensar en cómo pueden afectar a la persona que los recibe. Sin embargo, lo más perverso de estas palabras es que son solo la parte del mensaje que se verbaliza. El resto se despliega en un contexto social que habla por si solo, ya sea a través de la industria de la moda, de las redes sociales o de referentes que, en su conjunto, representan unos ideales estéticos que nos enferman. ¡Dale play al Filtro Violeta!
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