Agentes de la Policía Nacional, gracias a la colaboración ciudadana, han desarticulado una red de cultivo y tráfico de de esta sustancia estupefaciente ubicada a las puertas de un instituto de Rivas Vaciamadrid (Madrid).
El sistema de producción se encontraba en un zulo creado en una vivienda unifamiliar al que se accedía desde el solado del garaje, contando con un sofisticado sistema de cultivo de las plantas que permitía una producción continua del estupefaciente. La organización, formada por miembros de la misma familia, disponía de una alta capacidad de producción en tres fases -80 kilogramos de cogollos en cada una- que le permitía distribuir la droga en España e incluso exportarla a países de Europa del Este.
La operación se inició a mediados del año pasado, cuando los agentes recibieron varias informaciones por parte de los ciudadanos en las que se daba cuenta de una persona, de nacionalidad española y afincada en Rivas, que estaba liderando un grupo criminal dedicado al cultivo, producción y posterior venta y exportación de marihuana. Asimismo esta persona estaba utilizando varios emplazamientos ocultos en chalés para el acondicionamiento de las plantaciones.
Los agentes lograron identificar a varias personas, todas ellas de nacionalidad española, y ubicaron la vivienda que se utilizaba como plantación interior
Una vez iniciadas las pesquisas, los agentes lograron identificar a varias personas, todas ellas de nacionalidad española, y ubicaron la vivienda que se utilizaba como plantación interior. Con toda esta información los investigadores procedieron a la detención de dos personas, un hombre y una mujer, por un delito contra la salud pública y otro por defraudación del fluido eléctrico. Ambos convivían junto a su madre y aparentaban llevar una vida relativamente normal.
En cuanto al registro del domicilio, los agentes intervinieron un vehículo, ocho kilogramos de cogollos dispuestos para su secado y una plantación en fase de cosecha, con un total de 600 plantas de marihuana, que se encontraba oculta en un zulo ubicado en el sótano, para el cual se accedía por una puerta pertrechada en el solado del garaje.
Cabe destacar la infraestructura que empleaban para la producción de la droga en la que habían introducido varios avances técnicos, renovando los elementos rudimentarios y clásicos. Asimismo, habían establecido complejos sistemas de insonorización y ventilación, así como un enganche ilegal a la acometida eléctrica general que supuso una defraudación de fluido de elevada cuantía económica.
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