Una tarde del pasado mayo, niñas, niños y jóvenes de Rivas se sentaron a hablar de miedos, tristezas, alegrías y sueños. Entre los temores que salieron a relucir por consenso en aquel corrillo figuraba la oscuridad o los animales, por parte de quienes menos edad tenían, o el Covid y la presión social, entre adolescentes.
La violencia, el machismo, los problemas familiares o el estrés académico fueron algunos de los asuntos que colocaron en el apartado de la tristeza. En contraposición, disfrutar del tiempo libre, el colegio, el instituto o la familia les producían felicidad. Y en el apartado de los sueños, ubicaron anhelos como “ser millonario o famoso” y “que exista la magia y los cuentos”, en el caso de niñas y niños, y las metas personales, entre otros, para la población juvenil.
Esta iniciativa desarrollada en el Área Social del Parque de Asturias, con 51 chicas y chicos en dos sesiones de tres horas, forma parte del diagnóstico previo a la confección del Plan Municipal de Infancia y Adolescencia (PLIA), cuyos resultados finales presenta este mes el Ayuntamiento. En ese trayecto, cuya última parada es la aprobación del PLIA, se ha realizado una fotografía de la situación actual de la población de menos edad del municipio gracias a sesiones como la descrita, el SMAT (sueños, miedos, alegrías y tristezas), una herramienta de investigación en formato de taller, junto a 709 encuestas a niñas, niños y adolescentes de entre 10 y 17 años.
La entidad Enclave de Evaluación ha elaborado este diagnóstico de situación desde un enfoque de derechos cuyos resultados ha plasmado en el documento titulado ‘Pienso, luego opino’, con la coordinación de la Concejalía de Educación, Infancia y Juventud del Ayuntamiento ripense.
Los chicos se muestran algo más satisfechos que las chicas con su vida en general
En el caso del SMAT, participaron miembros de los Foros Infantil y Juvenil de Rivas, órganos de participación pública para estos rangos etarios. “Nos gustó mucho hacer el diagnóstico. Cuando hablábamos de las tristezas nos poníamos un poco tristes pero nos gustó sentir que nos escuchaban y que importaba lo que sintiéramos u opinásemos”, plasmaron foristas en una carta que escribieron después de los encuentros. “Muchas veces estábamos en absoluto silencio, concentradas en lo que hacíamos”, detallaron.
La otra herramienta del diagnóstico, los cuestionaros, se entregaron a una muestra representativa de esta población en los distintos barrios de la ciudad. Y el paisaje que dibujan sus resultados revela, entre otras cuestiones, los niveles de bienestar de infancia y adolescencia y su percepción sobre su hogar, derechos, intereses, escuela, salud y familia.
Ríos de tinta se han derramado para enfatizar ese periodo de felicidad que suponen los años bisoños de la vida, la “verdadera patria” para Rainer Maria Rilke o el “único lenguaje de la poesía”, según Czeslaw Milosz. En Rivas, los datos de las encuestas realizadas a este rango poblacional confirman altos niveles de optimismo vital, sobre todo en lo relativo a sus familias y amistades, pero desciende esa percepción de felicidad frente al tiempo libre, su aspecto físico o sus relaciones en el colegio e instituto.
Así, y según los datos de la investigación ‘Pienso, luego opino’, firmada por Marta Martínez, Armando Bello y Gabriela Velásquez, el 77,3 por ciento declara que se sintió feliz “muchas veces” o “todos los días” en el periodo interrogado (semana anterior a la encuesta). En ese mismo apartado, poco más del 29 por ciento aseguró haberse sentido solo o sola alguna vez. Y el 66,5 por cierto confesó haber experimentado aburrimiento.
“Los chicos se muestran algo más satisfechos que las chicas con su vida en general y, especialmente, con su apariencia y con el tiempo libre del que disponen. Se confirma también que el nivel de satisfacción vital en la población infantil baja a medida que crecen en todos los aspectos analizados y de forma más evidente en el ámbito escolar”, reza el informe.
En Rivas, ciudad amiga de la infancia –distintivo otorgado por Unicef en 2004 y renovado cada año- residen 21.676 menores de 18 años, un 23,8 por ciento de la población, dato por encima de la media de la Comunidad de Madrid: 18%, y del conjunto del país: 17,4%. Además, la edad media de la población ripense en 2020 fue de 36 años, frente a los 42 en la región y los 43 de la media nacional.
El macroestudio también define la situación socioeconómica la población encuestada. Según se extrae, el 89% vive con uno o dos progenitores. El 71% reside siempre en la misma casa con su madre y padre. Hay un 11% de familias separadas y el 7% pertenece a hogares monoparentales.
Además, en Rivas, según la muestra encuestada, el 55,4% de las familias las integran cuatro miembros. El 18,4, tres personas y el 16,76%, dos personas. Respecto a los niveles económicos, “la mayoría señala disponer de ropa en buen en estado para ir a la escuela o salir a la calle (el 98,9%)”. Un 97,9% asegura contar con conexión a internet y un 95% con ordenador que puede utilizar cuando lo necesite. Asimismo, nueve de cada diez encuestados dispone de espacio propio para estudiar. Este apartado se cierra con el dato de los teléfonos móviles: “El 76,1% cuenta con uno propio y de uso exclusivo, aunque este dato cambia mucho con la edad”.
Según se puede leer en el diagnóstico de situación, “la mitad de las niñas, niños y adolescentes ripenses acude al colegio en vehículo privado, el 46,9%, mientras que más de cuatro de cada diez acude a la escuela andando y menos de uno de cada diez (9,8%) usa el transporte público”. En su centro escolar, la percepción sobre la utilidad de lo aprendido desciende, y un 60% considera que se les enseña cosas que no necesitan en su vida. Para el 43% de estudiantes, los deberes y tareas fuera del horario escolar son excesivos. Y, en cuando a la pandemia por COVID 19, el 45% coincide en que les resultó más difícil prestar atención en clase o entender la lección. Un 39% declara haber sentido miedo al contagio en el colegio o instituto.
En los últimos apartados del estudio se valora la percepción que tiene la infancia y adolescencia de su ciudad. Así, las zonas verdes, el entorno tranquilo y “la gente de Rivas” son los aspectos que más les gustan. Además, “el 74,3% opina que en la zona donde vive hay buenas instalaciones deportivas para chicas y chicos de su edad, mientras que poco más de dos de cada diez (21,5%) cree que sea necesario mejorarlas”, según las conclusiones de ‘Pienso, luego opino’. Por último, entre sus preocupaciones reside la inseguridad, la contaminación o el cuidado de las zonas verdes.
Estos datos suponen los cimientos sobre los que se está edificando el nuevo PLIA de Rivas, que entrará en vigor en enero de 2022 y tendrá una vigencia de cuatro años. “Este documento marcará la política pública municipal dirigida a este rango poblacional, estableciendo tiempos, personal, recursos y presupuesto, garantizando el respeto y la defensa de sus derechos y la atención al pleno desarrollo de sus capacidades en todas las esferas de su vida”, explica José Alfaro, concejal de Educación, Infancia y Juventud del Ayuntamiento. Todo para que Rivas siga siendo esa ciudad amiga de la población de menos edad. Ese lugar feliz que constituirá la patria de sus recuerdos.
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