Un buen descanso de calidad es necesario para conseguir un aprendizaje de calidad. Al dormir, nuestro cerebro entra en un estado de reposo y reparación indicado para poder asimilar el contenido recibido a lo largo de todo el día. Descansando correctamente, los jóvenes pueden afianzar lo estudiado durante las horas de clase.
La Sociedad Española del Sueño recomienda al menos 9 horas de sueño al día para niños entre 6 y 12 años. Sin embargo, vivimos en un mundo cada vez más hiperconectado y los más jóvenes duermen mucho menos de lo que deberían. Esto puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo de los niños.
En nuestra sociedad actual, el uso abusivo de todo tipo de tecnologías (móviles, Tablet, ordenadores, redes sociales…) está robando tiempo necesario de descanso tanto a adultos como a niños. De hecho, existen estudios que relacionan signos de trastornos del sueño con calificaciones más bajas. Es necesario, por tanto, que tanto los profesionales sanitarios como educadores tomen medidas al respecto.
Un reciente estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland indica que la falta de sueño está asociada a mayores problemas de salud mental como depresión o ansiedad. Del mismo modo, un mal descanso está relacionado con dificultades cognitivas con la memoria, la resolución de problemas o la toma de decisiones.
Este estudio revelaba también que la falta de sueño en niños en edad escolar conllevaba diferencias significativas en las regiones del cerebro responsables de la memoria, la inteligencia y el bienestar. De hecho, concluía que los niños que habían dormido menos de nueve horas tenían menos materia gris. Estas diferencias con cerebros de niños que sí habían descansado perduraban en el tiempo. Por lo que el hallazgo sugería que el daño era a largo plazo.
La falta de sueño está asociada a mayores problemas de salud mental como depresión o ansiedad
El sueño es fundamental en el proceso de un desarrollo saludable durante la infancia y la adolescencia. Supone un apoyo al desarrollo físico y neurobiológico y facilita el aprendizaje académico y los procesos de consolidación de la memoria.
El uso de las nuevas tecnologías puede afectar al sueño de la población al desplazar las horas de sueño. Ver la televisión o mirar el móvil desde la cama provoca cierta excitación mental que no es indicada para conciliar el sueño de la forma más adecuada. Además, según algunos estudios, los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que emiten estos dispositivos afectan a las ondas cerebrales que se relacionan con el sueño reconfortante.
Por ello, es importante reducir el uso de la televisión, móvil u ordenador en las horas previas a ir a dormir. También es indicado reducir el número de dispositivos dentro del dormitorio.
Marta Alonso, responsable del Departamento de Orientación de Casvi International American School, nos ofrece una serie de hábitos a seguir para los más pequeños:
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