Trileros son, según el Diccionario de la RAE, las personas que dirigen el juego del trile. La palabra trilero designa a un estafador y, metafóricamente, se emplea para quien tiende a burlar a los otros con burdas engañifas. Ese uso simbólico es el que nos interesa para señalar la política medioambiental del gobierno municipal.
Al principio del mandato actual (2019-2023) propusimos al Pleno la inclusión de Tres Cantos en la Red de Municipios por la Agenda 2030. No sólo aceptaron, sino que decidieron crear una Concejalía “ad hoc” y poner al frente al concejal más joven del Equipo. Juventud, entusiasmo e inocencia siempre parecen ir de la mano. Además, parece que la defensa del medioambiente y del resto de objetivos de desarrollo sostenible va a encontrar en la juventud grandes defensores. El entusiasmo con el que acogieron la idea ha provocado que en más de una ocasión se hayan arrogado la paternidad de la idea. Cuestión que, para nosotros carecería de importancia, de no ser porque, al tiempo que hacen suya la “foto”, modifican los objetivos a su conveniencia, para “que parezca que”, aunque se aleje de los objetivos proclamados.
No es el objetivo 15 -vida de ecosistemas terrestres- el único que incumplimos, pero sí uno de los que más presume el equipo de gobierno y que, realmente, más traiciona. Es uno de los objetivos en que el gobierno municipal burla a todas las personas vecinas con burdas engañifas. Ya en 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alertó del probable aumento mundial de las epidemias zoonóticas, las motivadas por la disminución de la biodiversidad. La Covid 19 ha ratificado el pronóstico. Como las tres cuartas partes de todas las nuevas enfermedades infecciosas en humanos están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas.
El objetivo 15 -vida de ecosistemas terrestres- el único que incumplimos, pero sí uno de los que más presume el equipo de gobierno
Viene a cuento del empeño del equipo del PP de colocarnos sus proyectos estrellas, en concreto el “Metropolitan Park”, un ajardinamiento artificial del Parque del Terregal (o del Este) y de la ribera del Arroyo de Vadecarrizo que, sin duda, alterará el equilibrio del ecosistema y perjudicará la biodiversidad. Introducir especies exóticas -vegetales y/o animales- NO mejora la biodiversidad. De hecho, habitualmente, es contraproducente. Salpicar la zona con novedosas ofertas deportivas no es trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas. Hay zonas menos comprometidas medioambientalmente hablando en las que algunas de sus propuestas, no todas, pudieran ser aceptables. Para que perdamos de vista “la bolita”del trile, han decidido llamar al Parque zona deportiva ZO-8.
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Lo cierto y fijo es que desde que en 2002 intentaron colocarnos un Campo de Golf, no han cejado en el empeño. El proyecto fue paralizado, por graves defectos legales de forma. Pero, además, obtuvo una Declaración de Impacto Ambiental negativa, por varios impactos críticos o graves. Tras el intento de trasladarlo a Valdeloshielos en 2011 para celebrar la Ryder Cup de 2018, volvieron a la localización inicial. Pero disminuyendo el tamaño del proyecto original, lo cual, la propia Comunidad de Madrid les explicó hace unos 3 años que “no colaba”, vieron “la bolita”.
La aceptación social de Campos de Golf en zonas medioambientalmente comprometidas ha disminuido notablemente en los últimos años, de ahí que en las elecciones escondieran “la bolita” (las bolas del golf en este caso) dentro de un programa ampuloso y ambiguo con nombre británico “Metropolitan Park”, disfrazado de “Anillo Verde” alrededor de la ciudad. Para allanar el camino, presentan ahora, para su aprobación inicial, un Plan Especial sin proyectos concretos (de nuevo las bolitas escondidas) para organizar la zona. Lo que ellos llaman ZO-8, la mayoría Parque del Este y los mapas Parque del Arroyo del Terregal.
Dicen que “las previsiones en el tiempo consisten en ir ejecutando diferentes dotaciones que den respuesta a las necesidades de la población”. Es decir, supuestamente no saben qué dotaciones deportivas va a necesitar la población, pero solicitan permiso para hacer un movimiento de tierras superior a 20 hectáreas (unos 30 campos de fútbol, por usar el popular símil). No saben para qué, pero quieren “arreglar” una enorme cantidad de terreno, para lo que pueda necesitar la población. Ya no esconden “la bolita”, esconden el campo de golf entero, con sus bolas, sus hoyos y sus praderas de césped. Esos terrenos que nos prometerán regar con un agua reciclada de la que, realmente, no disponemos. De eso ya hablaremos otro día, del trile del agua reciclada.
Para mayor engaño, el proyecto se aprobó en Junta de Gobierno local, de espaldas al Pleno y se ha enviado al Boletín avanzado julio, de manera que el periodo de alegaciones ha correspondido con el tradicional mes de vacaciones: el trile de la agosticidad. Seguiremos.